¿Qué pasa en la mente de un adicto? ¿Qué es lo que estimula a ese impulso destructor por una sustancia, incluso contra su voluntad? Muchos toman medicamentos constantemente para vivir con un vicio reprimido. Durante años, se someten a tratamientos, entrando y saliendo de clínicas. Aun con tanto esfuerzo, más tarde o más temprano, acaban teniendo recaídas para la desesperación de los que los aman. Llega a un punto que ni siquiera las personas que más los quieren creen en su recuperación.
Al invitar a las personas en la comunidad al evento “The Last Hit” (“el último ‘toque’ en la droga” o “el último trago”) que ocurrió el 11 de septiembre, nos encontramos con un hombre que durante varios años había recibido tratamientos para reprimir a su vicio. Él había pasado gran parte de su vida, aproximadamente 10 años, tomando medicamentos y tratándose en clínicas, incluso sin tener ninguna esperanza de cura para el crack y para la heroína. Según ese hombre, él ya había escuchado todo lo que tenía que escuchar, y solamente quería evitar los síntomas de abstinencia, por eso tomaba fielmente metadona todos los días, una droga usada en las clínicas.
Programas en países como Inglaterra les dan dosis diarias de heroína a adictos en estado terminal. Ese tratamiento los mantiene fuera de las calles, pero no los cura. De ese modo, están cavando un agujero para llenar otro que solamente empeora con el tiempo.
De acuerdo con el obispo Formigoni,
creador del Tratamiento para la Cura de los Vicios, que contó con la presencia de más de 1800 personas en Nueva York, un pensamiento constante controla la mente del adicto diciéndole: “Solo una vez más, solo un poco más, después paras.” Él mencionó que muchas personas juzgan al adicto porque ellos prometen parar, esforzarse, pero al final se tornan peores que al comienzo. Sus familiares los consideran mentirosos, engañadores, simuladores, etc. Durante el evento, el obispo Formigoni explicó que ellos no son mentirosos. De hecho, hacen promesas sinceras, sin embargo, la persona no tiene fuerzas para vencer el deseo, razón por la cual la medicina la considera una enfermedad incurable, progresiva y fatal.
Entonces, ¿cómo explicar los miles de personas curadas por todo el mundo en este tratamiento? La cura de esas personas ocurre sin medicamentos, internaciones y recaídas. Ese resultado sucede cuando la persona entiende que la raíz del vicio es espiritual y afecta a la mente y a la vida de una persona. Arrancando la raíz, la persona encuentra fuerzas para vencer. Por esa razón, el tratamiento ha probado ser eficaz y ha ayudado a miles de personas.
La Iglesia Universal en los Estados Unidos le abrió las puertas a este tratamiento que vino para transformar a todo el pueblo de Nueva york. Norteamericanos y personas de varias nacionalidades y religiones vinieron de varias partes de Nueva York, Nueva Jersey, y otras ciudades, como Filadelfia y Boston. Ellas supieron del tratamiento a través de un programa en red nacional presentado por la Universal en el país. Diversas personas que participaron del tratamiento dejaron varios tipos de drogas en el Altar para que después fueran descartadas. Drogas como marihuana, heroína, marihuana sintética (K2), cigarrillos y bebidas varias como tequila, cerveza y vino.
La Universal, ubicada en el 1091 de Fulton Street en Brooklyn, Nueva York, continuará el tratamiento para la cura de los vicios todos los domingos, a las 3 de la tarde, con el especialista Alexandre Texeira, que ha ayudado a los adictos a encontrar la cura en los últimos tres años, siguiendo el mismo método del obispo Formigoni. Él también es un ex adicto curado de los vicios hace más de 20 años, tiene una vida y un matrimonio feliz y dedica su vida a ayudar a las personas a encontrar la cura para cualquier vicio.
Darryl Roberson, que participó del tratamiento por primera vez, revela que la noche anterior se había emborrachado. Pero eso no le impidió buscar ayuda. Dice que era Dios dándole una oportunidad. Darryl participó del evento y dice que estará todos los domingos en el tratamiento.
Debra Ellis, de Brooklyn, fue otra de las personas que participó del tratamiento. Ella vino representando a su hijo y a su sobrina, que son adictos al alcohol y a la marihuana. Debra dijo que también estará todos los domingos en este tratamiento revolucionario para la cura de los vicios.