Recientemente un fuerte temporal en Mar del Plata, con ráfagas de entre 80 y 100 kilómetros por hora hizo que aparecieran olas de 5 metros de altura y que lluvias muy intensas se den en esta zona del país. Este fenómeno comenzó el pasado lunes 12 de septiembre con chaparrones abundantes que provocaron la caída de decenas de árboles, semáforos y postes de luz, voladura de algunos vidrios, chapas y carteles y caídas de cables que dejaron sin energía eléctrica a distintos barrios, además de varios vehículos dañados por el temporal.
Con el antecedente de los terremotos sucedidos en gran escala en Italia, Perú, Tanzania y Corea del Sur y los temblores de grados significativos en distintas provincias de Argentina, Ecuador y Chile se demuestra que hay actividad sísmica constante, esto sumado a los desastres que son consecuencia del cambio climático, como inundaciones, tormentas, sequías y deshielo de los glaciares que con el tiempo sepultarán a ciudades completas son señales evidentes de que la humanidad está en peligro.
Ante los relatos de personas que vieron sus vidas transformadas drásticamente en cuestión de segundos, debemos preguntarnos qué es lo más importante para nosotros. ¿La familia, nuestra casa, nuestras pertenencias? Cabe preguntarse por lo que sucederá en caso de que seamos víctimas fatales de estos fenómenos. ¿Ya se ha preguntado qué será de usted, de su alma, cuando su vida termine?
Qué hacer si uno es tomado por sorpresa por una catástrofe
Antes que todo lo principal es contar con la protección de Dios no solo para la vida física, sino para la vida espiritual. Esto es fundamental para enfrentar cualquier desgracia repentina, porque en caso de morir, uno sabe que su alma estará toda la eternidad con el Creador.
El obispo Macedo recomienda que invirtamos en nuestra Salvación. En su libro 50 Consejos para blindar su fe él dice “Dios nos invita a vivir a Su lado por la eternidad como Sus hijos. No hay mayor honra que esa para un ser humano. Es el único tesoro por el cual vale la pena luchar con todas las fuerzas hasta el fin.
No deje que nada en este mundo lo aleje de su fe y de Dios.
No tome decisiones de acuerdo a una visión natural de este mundo. Si usted anda, juzga, y decide basado en aquello que ve y entiende, tomará muchas decisiones equivocadas. Base su fe en las promesas de Dios”.
Nadie está preparado para una tragedia, pero se puede estar preparado para el destino de nuestra alma según las elecciones que hagamos en vida.
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