Y el SEÑOR dijo a Josué: Mira, he entregado en tu mano a Jericó y a su rey con sus valientes guerreros. Marcharéis alrededor de la ciudad todos los hombres de guerra rodeando la ciudad una vez. Así lo harás por seis días. Y siete sacerdotes llevarán siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca; y al séptimo día marcharéis alrededor de la ciudad siete veces, y los sacerdotes tocarán las trompetas. Y sucederá que cuando toquen un sonido prolongado con el cuerno de carnero, y cuando oigáis el sonido de la trompeta, todo el pueblo gritará a gran voz, y la muralla de la ciudad se vendrá abajo… Josué 6:2-5
Todo lo que Israel necesitaba hacer era honrar a la PALABRA, o sea, OBEDECER, y así tomar posesión de esa promesa entrando en la tierra prometida.
No había forma de que los israelitas fracasaran, pues no estaban yendo en búsqueda simplemente de lo que su corazón quería, sino en búsqueda del cumplimiento de la Palabra de DIOS, ¡en búsqueda del cumplimiento de Sus promesas!
¡¿Cómo Dios NO va honrar una actitud determinada por ÉL?!
Cuando seguimos el camino que Él determinó, el Camino de la fe, es imposible que no seamos honrados.
Si el pueblo hubiera dado solo 5 vueltas en 7 días, las murallas no hubieran caído.
Si hubieran tocado 6 trompetas, tampoco las hubieran derribado. Y no era solo tocar las trompetas, debía ser prolongadamente, y tenían que ser de cuerno de carnero, no podían ser de otro material.
No podían ser los levitas quienes llevaran el arca y mucho menos quienes tocaran las trompetas, sino los sacerdotes. Y en el día determinado, ¡el pueblo tendría que GRITAR!
El pueblo no podía orar, mucho menos cantar o llorar, sino gritar, pues así el Señor lo había ordenado a través de Su siervo Josué (Josué 6:8-10).
Es decir, ¡no es a mi modo, o a mi manera!
¡No es como yo quiero!
¡No es mi voluntad!
¡No es mi camino, sino el de Él!
Si salimos de ese camino, del camino de nuestro deber, del camino de la Fe, nos exponemos a los enemigos y somos vencidos.
Porque salimos del camino de la PROMESA.
Por eso no tomamos posesión de ella, ¡¡¡¡pues nuestra obligación es OBEDECER!!!!
Colaboró: Obispo Clodomir Santos