Dolor abdominal, malestar, hinchazón y estreñimiento. Estos fueron los síntomas que llevaron a Zenaide Coradine, de 57 años, (foto) a una guardia en la zona norte de San Pablo. “Comencé a sentir estreñimiento y fui al médico. Él no identificó nada grave y me recetó un remedio para los gases y aceite mineral”, cuenta.
A pesar de la consulta médica que realizó en agosto del 2014, el problema de Zenaide no se resolvió. “No podía comer bien, me faltaba el aire, tenía dolor en las costillas, no encontraba una posición para poder dormir, no lograba hacer mis tareas. Era un malestar muy grande”, recuerda.
Zenaide llegó a buscar a otros médicos, pero el problema permanecía sin solución.
El poder de la fe
En octubre de aquel año, ella aceptó una sugerencia. “Una amiga le dijo que había visto un programa en la televisión y dijo que busque al obispo Francisco Decothé en la Universal de Avenida João Días. Ya conocía la Universal. Entonces, fui allí, hablé con él, hice la oración, participé en la reunión. Fue cuando comenzó mi trayectoria de usar la fe”, destaca.
Zenaide comenzó a frecuentar las reuniones de la Universal realizadas los martes, pero la salud se seguía deteriorando. A pesar de eso, ella garantizó que no perdió la fe. “Yo seguía todo las enseñanzas. No tenía otra opción a no ser pedirle a Dios que me cuidara y que fuera hecha Su voluntad”, relata.
La acción de Dios
Para ella, fue la “mano de Dios” que puso a una enfermera en su camino. “Un día, cuando entré a la portería del edificio donde vivo, esa persona me vio y le preguntó al portero qué me estaba sucediendo. Mi panza estaba tan hinchada que parecía que estaba embarazada. Ella conversó conmigo, llamó al médico y vino a buscarme en casa. Éramos vecinas, pero no teníamos amistad hasta aquel momento”, afirma. “Dios es maravilloso. Cuando uno entrega todo en Sus manos, Él actúa, involucra a otras personas y todo sale bien”, enfatiza.
En diciembre, Zenaide fue examinada por un equipo de médicos del Hospital del Mandaqui y fue encaminada al sector de ginecología. “Era un tumor en el ovario. Le pregunté a la médica qué alternativa tenía. Ella dijo: “milagro de Dios y cirugía”. Ellos no sabían qué estaba sucediendo allí adentro”, recuerda.
Cura
La operación de Zenaide fue realizada el 5 de febrero del 2015. El tumor tenía 15 kilos. Zenaide se recuperaba bien, pero la situación era preocupante. “Cuando hicieron exámenes para ver qué era aquella masa, la médica me dijo que tuve una montaña de quiste y uno de ellos era maligno. Como medida preventiva, yo necesite hacer una nueva cirugía para retirar ovarios, trompas y útero”, dijo.
Preocupada con lo que podría suceder, Zenaide fue la Universal y conversó con el pastor Leandro Damasceno. “Él me tranquilizó y dijo que si Dios estuvo conmigo la primera vez Él también estaría la segunda.” La cirugía fue hecha el 12 de marzo del 2015.
Después del procedimiento, Zenaide tuvo la ayuda de amigos que ordenaban su casa, preparaban la comida y hacían oraciones. “Gracias a Dios no tuve la necesidad de tomar remedios, no tuve secuelas, salió todo bien. Siento esa fuerza que viene del interior y que me impulsa a ir hacia adelante, a caminar en la fe”, celebra Zenaide, que comenzó a cursar en la Facultad de Historia este año y trabaja como voluntaria en la Escuela Bíblica Infantojuvenil (EBI).
¿Qué es?
A pesar de ser poco frecuente, el cáncer de ovario es el tumor ginecológico más difícil de diagnosticar, según el Instituto Nacional de Cáncer (Inca), y también el que tiene menos posibilidad de cura. Incluso según el Inca, los factores hormonales, ambientales y genéricos están relacionados con el surgimiento de la enfermedad. Mujeres que tuvieron cáncer de mama, útero o colorrectal o que nunca estuvieron embarazadas tienen más riesgo de presentar la enfermedad.
En el inicio, el cáncer de ovario no tiene síntomas específicos. El crecimiento del tumor puede causar presión, dolor o hinchazón en el abdomen, pelvis, costillas y piernas, náuseas, indigestión, gases, presión de vientre, diarrea y cansancio. Por eso, es importante ir regularmente al ginecólogo. Si hay alguna sospecha, el profesional pedirá un análisis de sangre y una ecografía transvaginal.
Muchas personas hacen y reciben oraciones para tratar enfermedades incurables en las reuniones de cura y liberación de la Universal. Las cadenas se realizan todos los martes a las 8, 10, 16 y 20h. Vea la dirección de la Universal más cercana a usted ingresando aquí.
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