Era un día como cualquiera en la carnicería de Daniel Oyarzún en Zárate, hasta que dos delincuentes llegaron para reclamar la recaudación del día. Pero el comerciante que estaba junto a su cuñada, se resistió. Ella recuerda el momento del asalto “Uno de ellos disparó apenas le di la plata. Ahí mi cuñado reacciona golpeando una cuchilla para distraerlos, pero tiraron como 9 o 10 tiros más”. Los delincuentes se subieron a una moto y huyeron no sin antes dispararle al carnicero, sin imaginar lo que iba a suceder después.
El disparo enfureció al carnicero y no dudó en tratar de recuperar lo que le habían robado. Se subió a su camioneta, persiguió a los ladrones hasta que los chocó, uno de ellos logró huir, pero el segundo, Brian González quedó aplastado entre un poste y el vehículo. Cuando los vecinos vieron lo que sucedía se acercaron a insultar e incluso a golpear a Brian que estaba agonizando. Finalmente, los Bomberos voluntarios llegaron y pudieron rescatarlo. Fue trasladado al Hospital Virgen del Carmen y murió horas después.
En el momento en que Daniel Oyarzún fue detenido aseguró que su intención no fue matarlo, sino que únicamente quería recuperar el dinero. El comerciante declaró en la fiscalía que quería hacerlos caer de la moto, no matarlos. Los vecinos de Zárate organizaron varias marchas pidiendo seguridad y la liberación del carnicero. En una de ellas la exnovia de Brian se presentó para dar su testimonio “No importa lo que era, sé que es el padre de mi hijo y el día de mañana él no lo va a tener. Podría haberse bajado del auto y golpearlo. Se me pasan muchas cosas por la cabeza, pero en un momento de impotencia puede pasar cualquier cosa. Yo no juzgo ni a mi ex ni al carnicero”, afirmó. Finalmente el carnicero fue liberado, pero enfrenta una condena de entre 8 y 25 años, y un hijo se quedó sin padre. Dos familias se destruyeron, sus vidas no volverán a ser lo mismo. Las decisiones que tomaron los llevaron a ese final trágico.
El obispo Macedo nos explica en su blog cómo estar seguros en este mundo de desgracia:
“No solo el Espíritu de Dios, sino también el espíritu de Satanás se han disputado cada corazón humano. Las batallas han sido trabadas en la Tierra y las armas son las palabras. La Palabra de Dios produce fe, seguridad y vida eterna y la del diablo produce inseguridad, miedo, ansiedad, preocupación, desequilibrio y muerte eterna. A causa de Su Justicia, el Señor le ha dado a cada ser humano el derecho de hacer su propia elección. Cada persona es responsable por su propia vida y está obligada a elegir cuando abandona la edad de la inocencia. El Espíritu de Dios no impone, no obliga y no fuerza a nadie a oír y a obedecer Su Ley, Sus Mandamientos y Su Palabra. Los que en ella creen y la practican, Le muestran a Dios, al diablo, al mundo y a sí mismos que eligieron el Reino de Dios. Los que no creen, mientras continúen en ese estado de incredulidad, ya están condenados. Y usted, lector, ¿cuál ha sido su elección hasta ahora?
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