Cuando hablamos de “genérico” nos referimos a un medicamento que, según la Organización Mundial de Salud (OMS), es vendido bajo la denominación del principio activo (es decir el fármaco que tiene la configuración química indicada para interactuar con las células humanas y producir así el efecto deseado) y que incorpora los suficientes bioequivalentes a la marca que lo desarrolló originalmente, es decir que tiene igual composición y forma farmacéutica y con una biodisponibilidad muy parecida. En Argentina existe una ley de genéricos (Ley 25649) que obliga al médico colocar en la receta el nombre del principio activo y no una marca; y siguiendo la definición de la OMS, todos los medicamentos deben pasar por los órganos de control establecidos desde el Ministerio de Salud para asegurar calidad, seguridad y eficacia.
El espíritu de la ley de genéricos, según su autor, el exministro de salud Ginés Gonzalez García, es “amplificar el derecho de los pacientes a elegir libremente el medicamento” y esto, en definitiva, “contribuye con la disminución de precios, posibilitando el acceso de la población a medicamentos esenciales para el tratamiento y prevención de enfermedades, que constituye uno de los mayores desafíos para la implementación de políticas de salud pública”.
Muchas veces existe desconfianza por el hecho de que estos medicamentos son significativamente más económicos, pero esto se debe a que los laboratorios que los producen no deben incurrir en los costos de investigación y desarrollo, y por ese motivo solo pueden producirlos una vez que se les vence la patente a los laboratorios que los desarrollaron originalmente.
El doctor Luis María Zieher, que participó de la creación de la ANMAT —la agencia encargada de autorizar y controlar los medicamentos—y fue durante años profesor titular de Farmacología de la UBA, dijo en una entrevista al diario Clarín que “hay numerosos casos de falta de actividad o mala calidad de algunos ‘genéricos’. La ANMAT analiza y controla bastante, pero no es suficiente. Se necesitan más equipos y personal”. Factores como el tamaño de la partícula del fármaco, forma, cantidad de componente activo, excipientes, forma de liberación prolongada, solubilidad y el tipo de envase, pueden alterar el grado de efectividad.
Por eso, es importante que en una consulta pida el genérico, pero siempre puede preguntarle a su médico si recomienda alguna marca en particular y por qué.
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