Daniel da Silva Ferraz, de 34 años, notó que su hija, de 9 años, estaba recibiendo mensajes en una red social de elogios sobre su cuerpo. Él tenía el hábito de revisar semanalmente con quien mantenía contacto su hija por internet y se encontró con ese contenido.
“Cuando me di cuenta que podía ser un pervertido, cambie su contraseña, y desde ese momento respondí todos los mensajes como si fuera ella”, dijo. De esa manera el padre se ganó la confianza del sospechoso, que comenzó a hacerle declaraciones de amor a la niña, le envió contenido erótico e intentó un encuentro. Ferraz buscó a la policía, que accedió a las conversaciones y, con su ayuda, marcó un encuentro y detuvo al sospechoso en flagrante.
El hombre, que no fue identificado, deberá responder por los delitos de intento de violación, trasmisión de material pornográfico con participación de niños y abandono de persona, ya que el sospechoso había dejado a su propio hijo, de 5 años, autista, solo en la casa para ir al encuentro.
“Como padre, me siento realizado por haber impedido una posible violencia contra un niño. Como ciudadano, también me siento realizado por haber ayudado a otros padres a estar atentos con internet”, declaró el empresario.
Doble atención en internet
Esta historia tuvo un final feliz, pero, lamentablemente, en muchos casos los niños y adolescentes terminan siendo víctimas de abusos, secuestros e incluso muerte. Es necesario que se imite el ejemplo de este padre y que todos los responsables estén atentos al tipo de contenido que sus hijos acceden en páginas y redes sociales. Además de supervisar conversaciones, amistades y páginas, es imprescindible conversar sobre los peligros que hay en el mundo online y cómo actuar delante de posibles propuestas.
El conferencista Renato Cardoso abordó el tema en su blog y refuerza la obligación de los responsables de imponer límites a sus hijos. “Nosotros somos responsables de proteger a nuestros hijos de la maldad de este mundo. No podemos hacer eso 100% del tiempo, es imposible. Pero lo que es posible, debemos hacerlo. Una de las mayores responsabilidades de los padres es imponer límites, pues los niños y adolescentes no tienen ningún conocimiento de eso. Por lo tanto, repito: ¿Usted sabe lo que su hijo o hija está haciendo en internet?”.
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