Nadie tiene el control total de lo que le pueda suceder. Usted hasta planea bien sus acciones del día, pero dependen de los hechos a lo largo del mismo.
Por ejemplo: usted planea que en el horario del almuerzo irá al médico, pero surge un imprevisto que lo hace salir más temprano del trabajo y, debido a esto, el horario del almuerzo se ve comprometido, porque tendrá que adelantar todo el trabajo del día. Las acciones que usted planificó no van a poder ejecutarse. Pero eso no es un problema. El verdadero problema es cómo usted reaccionará ante todo esto.
Fue la reacción humilde de la mujer cananea lo que calificó su fe a los ojos del Señor Jesús.
Imagine a una mujer con una hija gravemente atormentada por un demonio, como la propia Biblia la describe. Ella era consciente de la fama del Señor Jesús que corría por todos los pueblos, y cómo Él liberaba y curaba a las personas, sin importar el problema que ellas tenían. Por lo tanto, la mujer se aferró a la oportunidad de ver a su hija libre y no escatimó esfuerzos para llegar hasta el Maestro. Al saber que Él estaba en aquel lugar, ella fue a su encuentro clamando por ayuda. Pero Él no le respondió.
Solo que la primera reacción de esa mujer ya había demostrado que ella tenía algo especial. Continuó siguiéndolo mientras clamaba por Su ayuda. Tanto es así que los discípulos, viendo la actitud del Maestro, se avergonzaron por la insistencia de la mujer y le rogaron – así es, ellos no hicieron una simple sugestión, la situación era tan incómoda que ellos le rogaron, es decir, le imploraron a Jesús que hiciera algo por la mujer para que ella se fuera lo más pronto. Pero Jesús respondió: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”.
¿Usted cree que ella se intimidó por la indiferencia del Maestro? ¡Claro que no! Cuando Él se detuvo para escuchar la súplica de los discípulos, ella pudo alcanzarlo, se postró y Lo adoró.
Vamos a detenernos un poco aquí
Ella Le pide ayuda. El Señor Jesús no le responde nada y sigue caminando. Ella insiste, se postra y Lo adora. ¿Cuántos de nosotros haríamos esto? Probablemente habríamos desistido tan pronto como pedimos ayuda sin ser respondidos. Imagine lo que pensaría una generación que genera polémica cuando otra persona ve y no responde un mensaje de WhatsApp, delante de la actitud del Señor Jesús. Muchas personas se “molestarían” por ahí.
¿Usted piensa que terminó? ¡No!
Ahora viene la reacción que sorprendió completamente al Señor Jesús por la fe de la mujer (pocas veces en la Biblia Lo vemos elogiando la fe de alguien, y esa mujer está dentro de esas pocas veces).
Ella se acerca, se postra ante Él, Lo adora y le pide que la socorra. ¿Y qué le responde Él? “No está bien tomar el pan de los hijos, y echárselo a los perrillos.” (Mateo 15:26)
Es decir, “No puedo darle el derecho de un pueblo a otro.”.
Aquí muchos dirían “bueno, está bien” y se irían cabizbajos, llorando. Pero fue justamente por no reaccionar así que esa mujer sorprendió al Señor Jesús:
“Pero ella dijo: Sí, Señor; pero también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.” (Mateo 15:27)
En otras palabras: “Si hasta los perrillos tienen derecho a algo, yo también lo tengo”. Y, en ese exacto momento, ella logró el milagro que tanto quería:
“Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas. Y su hija quedó sana desde aquel momento” (Mateo 15:28)
Entienda que en ningún momento el Señor Jesús estaba despreciando a esa mujer, y no fue en vano que Él haya decidido pasar por aquel pueblo. Él conocía la fe que ella tenía y utilizó esa situación y sus reacciones para dejar una gran enseñanza.
Y usted, ¿cómo ha reaccionado?
Nuestras reacciones hacen que las cosas se hagan como las queremos. Si usted no está alcanzando lo que tanto espera, llegó el momento de que evalúe cómo está reaccionando.
Analice las leyes de la física. La tercera Ley de Newton – también llamada ley de acción y reacción – dice que cada acción genera una reacción de la misma fuerza, misma dirección y sentido contrario. Si nos detenemos a pensar, esto no se aplica solamente cuando el tema es la mecánica y el movimiento, esta teoría es altamente aplicable en la vida. Y el detalle de esta ley está en el “sentido opuesto”. Si la acción que recibe le ofende, su reacción debe ser opuesta a eso, y con la misma fuerza.
Sus actitudes tienen poder, pero su fuerza está en sus reacciones, ya que las acciones pueden planearse, pero las reacciones no.
Si usted logra reaccionar con dominio propio, humildad, coraje y sabiduría, nada podrá desequilibrar su día a día y, como el propio Señor Jesús le afirmó a la mujer, ante su fe, con una reacción de calidad, usted alcanzará lo que quiere.
Ahora reaccione de manera positiva a todo lo que acaba de aprender con este artículo, revaluándose a sí mismo y compartiendo este mensaje en sus redes sociales.
[related-content]