Cerca de mil familias viven en el barrio Nueva Esperanza de Caleta Olivia. Las casas fueron construidas por el gobierno, pero fueron usurpadas por familias que sufrieron desalojos.
En algunas viviendas las personas no cuentan con agua ni electricidad, necesidades básicas sobre todo en una zona con un clima hostil, como la Patagonia. Pero lo que más dificulta la vida cotidiana de estas familias es la lejanía de la ciudad y la inexistencia de medios de transporte. Si una familia quiere ir a la ciudad debe tomar un taxi o remís, algo prohibitivo debido a los altos costos. Los habitantes del barrio contaron que para hacer sus compras básicas se juntan una vez al mes y van juntos para abaratar costos de transporte.
El pastor William Clayton, responsable por el trabajo envangelistico en la ciudad de Caleta Olivia, llevó no solamente alimentos y ropa, si una palabra de apoyo capaz de mostrar la victoria de aquellas personas que no veían una luz en medio tanto sufrimiento, mostrando que Hay un Dios grande vivo y poderoso capaz de cambiar lagrimas en paz y sufrimiento en alegría, como dice la Biblia en Isaias 59:1 “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír”.
Después de la palabra, se repartieron más de 900 kilos de alimentos no perecederos y unas 900 prendas de ropa. También se realizaron actividades recreativas con los niños, se les preparó una merienda y se ofrecieron cortes de pelo gratuitos.
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