Cuando Dios quiso hablar con Moisés para darle los mandamientos que se trasmitirían a Su pueblo, le pidió que el mismo suba a la cima del Monte Sinaí.
A medida que Moisés iba subiendo, algunos de los que estaban con él fueron quedándose atrás, como podemos leer en este versículo bíblico del libro de Éxodo:
“Entonces el Señor dijo a Moisés: Sube a Mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles. Y se levantó Moisés con Josué su servidor, y Moisés subió al monte de Dios. Y dijo a los ancianos: Esperadnos aquí hasta que volvamos a vosotros; y he aquí Aarón y Hur están con vosotros; el que tuviere asuntos, acuda a ellos. Entonces Moisés subió al monte, y una nube cubrió el monte. Y la gloria del Señor reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día llamó a Moisés de en medio de la nube. Y la apariencia de la gloria del Señor era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel. Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte; y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.” Éxodo 24:12-18
El primer grupo de personas que se quedó fue el pueblo. Ellos se quedaron en el campamento, al pie del monte. Poco después, los ancianos (Éxodo 18:21,22), que estaban bajo las órdenes de Aarón y Hur. Josué siguió con el líder hebreo, pero en un determinado punto del monte, también se quedó. Moisés siguió solo hasta la cima del monte, y allí Dios habló cara a cara con él. Contando, él llegó al cuarto nivel, el máximo de esa caminata.
Pero, ¿por qué solo Moisés subió a la cima y vio la gloria de Dios? ¿Qué hace que alguien suba a los niveles más altos?
El obispo Sergio Corrêa, responsable de los obreros de la Universal en Brasil, explica que el secreto para alcanzar los niveles más altos es el sacrifico que la persona hace y se mantiene haciendo para Dios. Es como subir una escalera, al principio, es fácil, pero a medida que aumenta el ascenso, mayor es el sacrifico que hay que hacer para llegar más alto.
Por eso solo Moisés alcanzó la cima: él fue quien hizo el sacrificio. Él renunció a los tesoros, a la gloria de Egipto y a sus riquezas incalculables. Él renunció a ocupar el trono más poderoso de la época. Él sacrificó la gloria y los placeres de este mundo. “Ninguno de aquellos ancianos, ninguno de aquellos servidores sacrificaron como él. Él fue el que más sacrificó. Y quien sacrifica más, sube a los niveles más altos. En la medida en que usted sacrifica más su carne, sacrifica su yo, sacrifica su voluntad, usted va logrando llegar a niveles más altos de intimidad con Dios”, destaca el obispo.
¿En cuál de los cuatro niveles está?
“Lo que determinará los niveles que podrá alcanzar en su comunión con Dios es el sacrificio que usted hace. Y el sacrificio no solo determina cómo sino que también lo preparará para llegar a ese nivel. Es él quien determinará su comunión con Dios, el grado de relación que usted tiene con Él. Es su sacrificio que va a determinar las bendiciones que Dios va a preparar para usted”, aclara el obispo.
Él resalta incluso que el sacrificio debe ser constante. De ninguna manera, aquellos que desean siempre subir a los niveles más altos pueden dejar de sacrificar. En el mundo espiritual, dejar de sacrificarse no significa estancamiento, sino regreso, en una constante tendencia a morir espiritualmente y, por lo tanto, el gran riesgo de perder la Salvación:
“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de Mí, éste la salvará.” Lucas 9:23,24.
Moisés eligió sacrificar todo para que Dios se siente en el trono de su corazón y dirija toda su vida. Nadie le profetizó a Moisés. Quien le profetizó a Moisés fue el propio Señor, allí en el monte.
La vida de Moisés estaba totalmente dedicada a Dios y, debido a esa entrega, el Señor hizo cosas gloriosas a través de él, y todavía está buscando personas que tengan la misma ambición de niveles más altos en la comunión con Él.
Y para aquellos que quieren evolucionar constantemente en su relación con el Altísimo, el obispo Sergio aconseja: “Involúcrese con las cosas de Dios, sacrifique. A veces tenemos costumbres, que tal vez no son pecados, pero que podríamos ocupar ese espacio con la presencia de Dios, con Sus cosas.”
Evalúe en qué nivel espiritual usted está.
[related-content]