Este viernes 25 de noviembre quedará marcado en la vida de todos los obreros que participaron de la Gran Vigilia del Oro.
Fue una madrugada de purificación y renovación espiritual para todos los que estuvieron presentes.
Muchos con el pasar del tiempo terminaron contaminándose con la suciedad y las inmundicias de este mundo y mancharon la buena conciencia, por esa razón muchos naufragaron en la fe.
Porque la fe depende de la buena conciencia, si no hay una buena conciencia la fe se torna inoperante.
Miles de obreros participaron en todo el país y tuvieron la oportunidad de volver a brillar como antes, como oro puro, así como Moisés fue purificado por el fuego que había en la zarza en el Monte Sinaí.
Antes de subir, él estaba lleno de dudas, miedos, inseguridades, etc… pero después de que subió al Sinaí fue purificado, y ya no tenía más ninguno de esos sentimientos, al punto de enfrentar a Faraón. Y Dios pudo hacer maravillas en la vida de Moisés.
Con esa certeza, todos salieron de la vigilia preparados para ver las maravillas de Dios en su vida.
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