Elvira Valdéz tuvo una vida muy sufrida, con el paso de los años las enfermedades comenzaron a ser algo cotidiano para ella. “Me detectaron cáncer de estómago, recuerdo que hacía los tratamientos que los médicos me indicaban, me sometí a la quimioterapia, pero nada resultaba”, cuenta ella.
Cuando Elvira tuvo la oportunidad de acercarse a la Universal, comenzó a participar de las reuniones buscando su sanidad. En ese momento además del cáncer, ella tenía trastornos cerebrales, dolores de cabeza constantes, dolores renales, presión alta e infecciones en las extremidades inferiores.
De a poco ella fue aprendiendo a usar su fe, participaba de los propósitos y de la Hoguera Santa. El sacrificio le trajo la respuesta que necesitaba: su sanidad completa. Todas las enfermedades desaparecieron, los recuerdos del pasado quedaron en el olvido y comenzó a tener paz, alegría y seguridad. En las siguientes oportunidades sacrificó en la Hoguera Santa nuevamente y conquistó dos casas y recuperó a su hija después de 14 años de no verla. “La Hoguera Santa funciona”, afirma sonriendo.
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