“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.”
(Mateo 6:34)
Así como no tiene sentido en mirar hacia el pasado y gastar sus energías con lo que no puede ser cambiado, tampoco tiene ningún sentido quedarse ansioso por lo que aún no sucedió. Solo basta a cada día su propio mal. Todos los días tenemos batallas que enfrentar. Todos los días tenemos semillas que sembrar. Cada día usted siembra lo que le gustaría cosechar en el futuro. El hoy es el único tiempo que usted tiene. Y hoy usted tiene al propio Dios a su lado, en Quien puede confiar. Entonces, no hay razón para la ansiedad o la inseguridad, no importa el problema que usted enfrente. Hay un recado del Señor Jesús para usted:
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? (…) Mas buscad primeramente el reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:25; 33)
Una vez, angustiado, David hizo la oración que tal vez usted haya hecho hoy a la mañana: “Oye, oh SEÑOR, mi voz con que a Ti clamo; ten misericordia de mí, y respóndeme. Mi corazón ha dicho de Ti: Buscad Mi rostro. Tu rostro buscaré, oh SEÑOR.” (Salmos 27:7-8)
David quería la respuesta de Dios, quería que su clamor fuera atendido. Para eso, Dios necesitaba solo que él Lo buscara. Es el recado del Espíritu Santo para usted hoy: “Buscad Mi rostro”. Es todo lo que usted necesita para que su clamor sea respondido.
Busque ahora mismo la presencia de Dios y reciba la certeza de la victoria.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo