“Porque el desvío de los ignorantes los matará, y la prosperidad de los necios los echará a perder; mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal.”
(Proverbios 1:32-33)
Si usted ha enfrentado luchas, dé gracias a Dios por ellas, pues las batallas que enfrenta lo libran de la “impresión de bienestar” que lleva a los necios a la perdición. Necios, pues creen que están bien y que no necesitan a Dios. Necios, pues no se preocupan por el futuro de su alma. Necios, pues creen que pueden vivir sin Dios, basados en sus propios consejos o en los consejos de este mundo.
La obediencia a la Palabra de Dios por medio de la fe consciente trae sabiduría capaz de conducir a los hombres de acuerdo con la voluntad de Dios. La Palabra que sale de la boca de Dios no tiene el objetivo de limitar o fanatizar al ser humano. Al contrario, trae vida. Trae libertad y amplía la visión. Es eso lo que sucede cuando usted Le presta atención a Dios.
Quien le presta atención a la Palabra de Dios, obedeciendo y viviendo por la fe, habitará seguro, tranquilo y sin temor al mal. En los días en los que vivimos, eso es un gran privilegio. La violencia está por todas partes, el miedo define la vida de las personas. La ansiedad constante hace que las palabras “tranquilidad” y “seguridad” parezcan sueños distantes, tesoros inalcanzables. Sin embargo, a través de la fe viva en el Dios vivo, es posible alcanzar ese tesoro.
Préstele atención a la Palabra de Dios y reciba la seguridad y tranquilidad que viene a través de la fe.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo