Obispo, quería compartir con usted un hecho muy interesante que sucedió aquí. Una señora que frecuenta la iglesia, pero que era infiel a Dios en lo concerniente a los diezmos, tiene un cliente que es judío.
Viendo que era muy rico, ella lo cuestionó acerca de los diezmos, si él creía y lo practicaba. La respuesta de él fue una cachetada con guante blanco, pues le dijo que dar 10% es muy poco, pues, según él, dar solamente lo que está escrito sería como cumplir apenas un deber religioso. Él no da 10%, ¡sino 30% de diezmo! Y más, le dijo que muchas veces, repentinamente, agarra TODO lo que gana y lo pone en el Altar.
Y ella lo interpeló, pues, ¿cómo quedaría dando todo? A lo que él le respondió: ¿Usted piensa que me quedo con menos? ¿Qué me hace falta? ¡Nada de eso! El Dios de Abraham multiplica mucho más.
Después, ella le preguntó si había oído hablar del Templo de Salomón, y él le dijo que tiene algunos amigos judíos que viven en San Pablo que ya fueron al Templo, los cuales le aseguraron que el Dios de Israel está en aquel lugar, porque tuvieron una experiencia extraordinaria en él.
El judío dijo además que él también irá, y que ya está preparando una ofrenda muy especial para ofrecer en el Templo. Él usó la siguiente expresión: ¡Estoy preparando un lindo presente para mi Dios!
¡Es muy fuerte, obispo! Ellos tiene la conciencia del Altar, de que en él la vida cambia, que las conquistas llegan, que todo se transforma. No existe la palabra imposible en el Altar, ¡en él todo se hace posible!
Nuestra oración es para que todos reciban ese mismo entendimiento y sean ricamente bendecidos.
Colaboró: Obispo Franklin Sanches