Un ciudadano no tiene el derecho de optar por el mejor sistema de gobierno para su país, pero puede hacerlo para su vida personal. Es gracias a Dios que cada persona tiene el derecho y el privilegio de hacer su propia elección, independientemente de los demás ciudadanos. Es justamente eso lo que el Señor Jesús les propone a Sus seguidores al decir:
“Y conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará libres.” Juan 8:32
Aunque el gobierno de este mundo no nos dé la posibilidad de elegir el sistema de gobierno que atienda a nuestras expectativas espirituales, tenemos en la Persona del Señor Jesucristo este derecho. Es la única posibilidad y la única garantía de que haya vida con abundancia.
Cuando el pueblo de Israel se estableció en la Tierra Prometida, el sistema de gobierno era teocrático, o sea, el gobierno era conducido por el Espíritu de Dios a través de Sus profetas determinados por Dios. A causa de eso, no había enemigo que resistiese a Israel. El Mar Rojo, el Río Jordán, o incluso las más altas murallas de Jericó no eran nada delante del Señor de los Ejércitos de ángeles. Todos los enemigos cayeron delante del pueblo de Dios hasta la conquista de la Tierra Santa, porque eran guiados por el Espíritu del Señor Dios Todopoderoso.
Lo mismo se da hoy en día en relación al pueblo que se dice de Dios. Cada cristiano tiene que aplicar el mismo sistema de gobierno (teocrático) en su vida práctica si quiere tomar posesión de su Tierra Prometida (Salvación eterna). Y como la nube Divina guiaba a Israel noche y día sin cesar por los desiertos, el Espíritu del Señor también ha guiado a aquellos que se someten a Su dirección (sistema teocrático). Obviamente, en el sistema teocrático no puede haber corrupción, mentira, engaño y todas las demás formas de injusticias o pecados. Todos tienen que seguir obedeciendo a la Palabra del Eterno de forma incondicional. Esta fue la receta del éxito dejada por los hijos de Israel hasta su conquista total de la Tierra Prometida.
Sin embargo, la envidia a sus vecinos cuyo sistema de gobierno era la monarquía (reino de hombres), hizo que los príncipes de Israel Le pidieran al Señor el mismo sistema, o sea, la monarquía que, más tarde, se convertiría en anarquía. A partir de entonces, nació la esclavitud del hombre por el hombre.
El concepto de teocracia (que forma el Estado teocrático) surgió del griego, en donde “teo” significa “dios” y “cracia” quiere decir “gobierno”, o sea, teocracia significa “Gobierno de Dios” o “gobierno Divino”.
Resta la pregunta: ¿A qué sistema de gobierno está sometido usted? ¿Al teocrático o al “demo”-crático?