“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
(Lucas 6:45)
Si sus palabras han sido negativas, desagradables o de duda es porque su corazón está lleno de esas cosas. Y si su corazón está lleno de esas cosas, es porque su mente está llena de ellas. Su reacción ante los problemas, ante las situaciones y ante las actitudes de los demás es lo que demostrará si usted ha confiado o no en Dios. Si ha actuado por su propia sabiduría o buscado la sabiduría de lo Alto.
Si usted actúa con egoísmo, si guarda rencor, si mira con ojos malos o planea venganza contra quien lo perjudica, ¿qué espera cosechar? Quien es de Dios piensa con los pensamientos de Dios. Si quiere cosechar cosas buenas, tendrá que plantar cosas buenas. Y eso comienza en su mente. Dios nos da Sus pensamientos para que podamos practicarlos. La obra del Espíritu de Dios sucede de adentro hacia afuera. No es un truco de magia. No viene en la facilidad y no se mantiene en la facilidad.
Si usted se hace una lipoaspiración o una reducción de estómago esperando tener un cuerpo delgado, pero no controla su alimentación después, todo engordará nuevamente. El resultado de la cirugía puede ser maravilloso por un tiempo, pero no se mantiene sin esfuerzo, sin obediencia a la dieta prescripta por el médico. En la vida espiritual es lo mismo. Si usted hace lo que no debe hacer, cosechará los frutos de esa desobediencia.
Un nuevo año de prosperidad, paz y alegría depende de que usted mantenga su mente en sintonía con los pensamientos de Dios. Cambiando su mente y manteniendo la obediencia a la Palabra de Dios, usted logrará el progreso que tanto desea.
Para garantizar un nuevo año todavía mejor que el anterior, es necesario mantener la mente en sintonía con los pensamientos de Dios.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo