El fuerte no es el que les dice a los demás que va a tener éxito, sino el que logra decirse eso a sí mismo. Es aquel que no se desanima cuando escucha una mala noticia, sino que se propone cambiar el juego a su favor.
El consejo que Dios le dio a Josué es válido para todos nosotros: “Solamente esfuérzate y sé muy valiente…”, (Josué 1:7). El primer consejo es ser fuerte, ser fuerte para empezar de cero y para no entregarse, para seguir luchando. Ser fuerte para tomar decisiones.
Ser valiente no significa que no tendrá miedo, sino que tendrá que ignorar al miedo que siente para actuar. El miedo es lo que hace retroceder a una persona, el valor la impulsa hacia delante. Debe dejar de lado el miedo y tomar la decisión de ser fuerte.
La fuerza y la valentía son dos de las virtudes que hacen que una persona sea perseverante, a través de la perseverancia encontrará el éxito en todo lo que emprenda.
Ellos decidieron emprender y las puertas se abrieron
Gustavo: “Antes de llegar al Congreso no tenía ni para comer. Era una situación horrible, tenía pensamientos de muerte porque no podía darles el mínimo sustento a mis hijos. Las puertas estaban cerradas, estuve diez años trabajando en relación de dependencia, era encargado de un local, trabajaba 12 horas, pero apenas tenía para el boleto.
Hasta que conocí el Congreso y lo primero que se me abrió fue la visión. Pasé de tener un espíritu negativo a querer emprender. Salí a la calle a vender, después empecé a hacer cursos, puse mi empresa de construcción y mantenimiento. Las puertas se empezaron a abrir y Dios me bendijo. Pasé de vivir en un piso de tierra a tener mi propia casa con todas las comodidades, tengo mi 0 km, compré dos terrenos. Tengo mucho trabajo, Dios transformó mi vida por completo”.
Richard: “Yo no sabía hacer nada, vivía de changas, no tenía ni para darles de comer a mis hijos. Dios me abrió la mente y me dio visión, empecé a estudiar moldería de alta costura y después de seis meses de estudio renuncié al lugar en donde estaba trabajando y me lancé solo. Me compré dos máquinas y empecé a trabajar, mientras seguía estudiando. Después de 8 meses ya tenía 24 personas trabajando para mí. En la actualidad las grandes marcas me buscan para que les haga la ropa. Todos me pagan por adelantado. Esta época es temporada baja de indumentaria, pero yo tengo trabajo para todo el 2017.
Antes dormía en el piso en una pieza de 4X3 metros y hoy tengo mi casa de dos pisos. Mis hijos viven con todas las comodidades, viajamos a donde queremos, Dios nos dio una vida nueva”.
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