Las escenas son horribles. Un joven de blusa gris está agazapado en el suelo, en la esquina de una sala de paredes blancas. Su boca está envuelta por lo que parece ser una cinta adhesiva. En las imágenes, los agresores le tiran cenizas de cigarrillo, le patean la cabeza, lo ahorcan con una cinta y también le cortan parte del cuero cabelludo con un cuchillo. Como si eso no fuera suficiente, el terrible momento de tortura aún se vuelve un “espectáculo” en las redes sociales, a través de una transmisión en vivo por una de las integrantes del grupo de agresores, compuesto por cuatro jóvenes. El infeliz episodio ocurrió en la ciudad de Chicago, en los Estados Unidos.
La víctima – de la cual no se reveló la identidad – fue encontrada por la policía local mientras caminaba desorientada y afligida en una calle próxima a una comisaría. El joven, que inmediatamente fue llevado a un hospital, está bien físicamente, pero, muy conmocionado emocionalmente por lo ocurrido. Después de las investigaciones, los cuatro involucrados fueron detenidos. Conforme a lo que la policía averiguó, el joven agredido probablemente fue mantenido en cautiverio durante aproximadamente 48 horas. El grupo de agresores había robado una camioneta Van y, en seguida, secuestró al muchacho.
¿Por qué la violencia forma parte de la sociedad?
El Señor Jesús ya había advertido, como se muestra en la Biblia, que en el Fin de los Tiempos la iniquidad aumentaría y el amor de muchos se enfriaría (Mateo 24:12). Irónicamente, incluso viviendo un desarrollo tecnológico y un acceso a información jamás visto en la historia de la humanidad, la sociedad actual ha retrocedido en términos de amor por el prójimo y de valores morales. Al presenciar un accidente o catástrofes, muchos prefieren sacar “buenas” imágenes con el celular en vez de auxiliar a los heridos o a quien pueda ser socorrido. Y gran parte de ese comportamiento ocurre debido al egocentrismo y a la incapacidad de empatía.
Sin embargo, si observamos lo que Dios le enseña a la humanidad, vemos que los valores son contrarios al egocentrismo y a la falta de empatía: ame al Señor y ame al prójimo también. Podemos observar esa enseñanza en los siguientes versículos a continuación, por ejemplo:
“Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey.” (1 Pedro 2:17)
“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.” (Mateo 7:12)
Es por ese motivo que el Señor Jesús dijo que el amor de muchos se enfriaría, porque, cuanto más distante la humanidad está de los valores de Dios, más se acerca a los valores del mal.
Cuando nos enteramos de casos de violencia, como el ocurrido en Chicago, nos damos cuenta de lo mucho que muchas personas son intolerantes con su prójimo, descargan sobre ellas sus amarguras, tristezas, dolores y rencores – como si ella fuera la responsable del problema que ellas están pasando. Y, así, el mal ha ganado espacio para actuar con perversidad día tras día.
Quien desea formar parte del Reino de Dios no vive los valores de este mundo, sino que piensa como el Señor, haciendo el bien.
Si usted conoce a alguien que está sufriendo y está buscando ayuda, háblele del amor de Jesús. Indíquele también la dirección de una Universal más cercana. Vea las direcciones aquí.
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