“La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” (Juan 14.27)
La cosa más preciosa en este mundo es la paz que el Señor Jesús nos dejó, y sólo a a quién Lo reconoce como su Redentor. Por más que el mundo esté cada vez peor, nuestro corazón no está con miedo pues está lleno de paz.