El año pasado estuvo marcado, para los cristianos nigerianos, como un tiempo de masacre. El informe “World Watch”, elaborado por la ONG Open Doors, estima que el número de homicidios de cristianos involucrados en la guerra religiosa en el país aumentó el 62%.
Gran parte de esa opresión, que se volvió intensa a partir del 2009, fue promovida por el grupo fundamentalista islámico de método terrorista Boko Haram. Mientras que, un grupo étnico presente en el país africano, conocido como Fulani, se volvió en los últimos 3 meses la mayor amenaza enfrentada por los cristianos – principalmente a los que habitan en el estado de Kaduna, al norte del territorio.
Según los datos recolectados entre los habitantes de la región, aproximadamente 800 cristianos fueron asesinados por el grupo, que también es de ideología extremista del islam. La preocupación de la población aumentó por el hecho de que los Fulani usan en sus ataques armas sofisticadas, como el fusil AK-47.
La masacre en un pueblo cristiano
El 9 de enero, un pueblo cristiano ubicado en Adamawa, al nordeste de Nigeria, fue incendiado y totalmente destruido. Un grupo de radicales Fulani mató a 10 personas – seis policías y cuatro civiles. El ataque sucedió durante el día, según los relatos.
Algunos representes cristianos de las comunidades les reclaman a las autoridades que la población está asustada y se siente abandonada por el Gobierno, que está omiso y no muestra indicios de que brindará seguridad pública. El gobernador de Tabara, Darius Ishaku, por ejemplo, incentivó a los cristianos a defenderse solos contra los ataques de los radicales islámicos, como anunció un tradicional diario del país, The Guardian Nigeria.
Mientras tanto, la población espera con aprensión las consecuencias de ese terror, como observan algunos representantes cristianos.
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