En todo el país se vivió una misma fe para terminar con los decretos del mal y comenzar a vivir una vida conforme con lo que el Señor Jesús prometió en Su Palabra, una vida en abundancia. “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”, (Juan 10:10).
Antes de las 9:30, desde diversos barrios comenzaban a llegar las personas que habían sido invitadas para una concentración de fe especial. Poco a poco las instalaciones de todas las Universal iban llenándose de personas que estaban determinadas a terminar con el decreto del mal que afectaba sus vidas.
Durante la reunión muchas personas fueron sanadas y libres de la opresión que cargaban. Además, se clamó por las familias para que Dios bendiga a cada familiar. Fue un día inolvidable para todos aquellos que terminaron con su sufrimiento y comenzaron una nueva etapa en sus vidas, una etapa con la bendición de lo Alto.
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