El pasado domingo 5 de febrero, en la Universal de Uruguay se vivió un momento memorable. El obispo Djalma Bezerra ministró la reunión y consagró a obispo al pastor Celso Zorzenon y a su esposa la señora Valdirene.
“Peor que la tibieza espiritual de los cristianos de Laodicea, era la falta de conciencia de su estado espiritual. Es el caso de la persona que no ha podido ver que está mal espiritualmente”, enseñó el señor obispo y oró por quienes querían volver a estar en la fe.
“El Espíritu Santo ha considerado la ofrenda dada por el pastor Celso y la señora Valdirene, su ofrenda fue aprobada, por eso hoy él recibirá la consagración como obispo de la iglesia. En 1 Timoteo 3:1 dice: ‘Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.’.
Ellos tienen el privilegio de servir a Dios, al ser ungidos tendrán más condiciones de ayudar a cada uno de ustedes”, explicó el obispo antes de realizar la consagración.
Cuando el señor obispo derramó el aceite sobre el pastor Celso y la señora Valdirene, determinó que esta unción sea para la honra y la gloria del Señor Jesús, para que ellos sean usados para ganar muchas almas en todo el mundo.