Nadia viajó al Templo de Salomón en uno de los momentos más difíciles de su vida y fue testigo de una experiencia que no podrá olvidar jamás: “Cuando me propuse venir a mi mamá le diagnosticaron una enfermedad en los huesos. Mi familia se opuso a que yo viajara porque la situación era delicada. Después de que puse mis pies en el Templo de Salomón mi mamá me llamó para decirme que estaba curada, no tiene nada, y mi familia me pidió perdón por como me trataron. Realmente regresé renovada a mi casa”.
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