Alejandra Aguirre sufrió durante 30 años hasta encontrar la solución a sus problemas en la Universal.
“Cuando tenía cinco años de edad mis padres se separaron, entonces comencé a sufrir. Estuvimos en la miseria, dependíamos de los vecinos, porque mi papá se enfermó y no podía trabajar. Empecé a vivir en un mundo en el que trabajaban con los espíritus. Había miseria, enfermedades, vicios, de todo. A los 15 años me entregaron a los espíritus en el cementerio para que fuera feliz. Empecé a tomar, tiraba las cartas con el whisky al lado. Conocí a mi pareja y fue todo peor. Había traiciones, mentiras, pero seguía con él”, cuenta.
Ella estaba enferma, en los vicios, era muy nerviosa y estaba llena de odio. “Nació mi hija y yo pensaba que iba a cambiar, pero no me cambió para mejor. No la quería atender y seguía en los vicios. Mi hija a los 15 años empezó con los vicios, estaba en la calle, y yo estaba enferma de anorexia y bulimia porque quería morir”, agrega.
Tras la separación ella intentó ser feliz con otra persona, pero seguía en la miseria y en los vicios. No sabía a quién pedirle ayuda, hasta que se acercó a la Universal. Perseveró en las reuniones y comenzó a luchar por ella y por su familia. “Hoy mi vida está transformada, con mi esposo tenemos una bella relación, mi hija fue libre de las adicciones y todo cambió. Gracias a Dios hoy tengo mi salón de belleza, mi casa propia y todo nuevo”.
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