“Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán.”, (Proverbios 1:28).
Aquel que no se humilla delante de Dios y no obedece Sus Leyes, priorizando siempre la voluntad de su corazón, cuando llegue la aflicción, buscará el socorro Divino y Él no lo oirá.
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