Muchas parejas se aman, pero con el correr de los días, con la convivencia y la rutina, parece que el amor no alcanza para ser felices. Esta era la situación que enfrentaban Hernán y Jessica. Ella tenía mucha inseguridad porque habían tenido un noviazgo muy corto y él no sabía cuál era su rol en la relación para ayudar a Jessica a confiar en su amor.
“Nosotros comenzamos una relación a los 20 años, toda la etapa del noviazgo fue muy corta. A los tres meses ella se quedó embarazada, decidimos casarnos, hasta ahí no había ningún problema. Los problemas comenzaron con la convivencia.
Cada día era peor, no nos soportábamos, peleábamos por todo y había muchos celos. Yo estaba trabajando y nos enviábamos mensajes de que nos extrañábamos y nos queríamos, pero al estar juntos había peleas todo el tiempo”, cuenta Hernán.
“Yo lo llamaba para ver si había salido, lo controlaba todo el día por mi propia inseguridad. Él no me daba motivos para ser celosa, pero yo no confiaba en mí, entonces pensaba que no iba a llegar, que no iba a volver. Esto generaba más peleas entre nosotros”, agrega Jessica.
Después de muchas discusiones y de pensar en la separación, la relación llegó a un punto insostenible: “Nunca llegamos a un extremo de revolearnos cosas, pero sí hubo gritos y peleas, ella llegó a preparar un bolso para irse. De mi parte había cierto egoísmo en la relación, pensaba que mi rol era llevar el dinero a la casa y con eso bastaba, entonces mi papel era ir a trabajar, llegar a casa cansado y no prestarle la atención que ella necesitaba. Prefería dormir un poco más antes que levantarme más temprano y desayunar con ella, eso no existía. Siempre tenía excusas para no hacer nada juntos. La convivencia era muy difícil, esta situación fue igual por cuatro o cinco años”, destaca él.
“Yo me quería ir, varias veces armé el bolso, agarré al bebé y me quise ir con mi mamá. Solo llegaba hasta la puerta y terminaba quedándome”, reconoce ella que quería luchar por su felicidad.
Al tiempo ella comenzó a participar de la Terapia del Amor, Hernán no quería saber nada, pero con el tiempo fue viendo cambios en ella que le llamaron mucho la atención. “De repente la vi con más ternura, con más cariño y me empezó a seducir, yo también quería un poco de eso que le enseñaban. La acompañé a la Terapia del Amor y empezamos a cambiar. De ese pasado tormentoso, de no tener ganas de llegar a casa, pasé a estar más tiempo con ella porque me gusta, porque quiero compartir tiempo con ella. Eso que vivimos en un noviazgo fugaz empieza a florecer de nuevo. Hoy estamos mejor que nunca, claro que no fue de la noche a la mañana, charla a charla de la Terapia del Amor fuimos aprendiendo diferentes cosas y nos pasaba que nos acordábamos de alguna situación que habíamos vivido y pensábamos que si hubiésemos aplicado lo que aprendimos, todo sería diferente y hubiéramos evitado la pelea. Hoy encaramos todo de manera diferente”, reconoce él.
“Yo aprendí a confiar más en mí, ahora soy una mujer tranquila, no me dejo dominar por los celos. Cambiamos los dos y eso se nota en la pareja. Puedo afirmar que vale la pena venir a la Terapia del Amor”, finaliza ella.
Si usted se siente identificado con esta historia, acérquese a la Terapia del Amor y comience a luchar por su felicidad. Este jueves a las 10, 16 y 20 h tiene una cita marcada para invertir en el amor inteligente.
Vea también: Los beneficios del matrimonio
Invierta en usted, este jueves a las 10, 16 y 20 h. Tiene una cita marcada para luchar por su felicidad en Av. Corrientes 4070, Almagro o en la sede que se realiza la Terapia del Amor ingresando aquí.
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