Según un estudio realizado por la Escuela Freinberg de Medicina, de la Universidad del Nordeste de Chicago (Estados Unidos), las personas impacientes y hostiles tienen 84% más chances de sufrir hipertensión, entre otros problemas.
Esta investigación analizó 3300 casos a lo largo de 15 años y contribuye para que la impaciencia esté incluida en la Asociación Médica Americana como uno de los factores de riesgo de hipertensión entre los adultos jóvenes.
Otro problema provocado por el comportamiento inmediatista es la obesidad, eso sucede porque las personas que actúan de esa manera tienden a alimentarse más y con menos calidad. Según el artículo “Impaciencia, incentivos y obesidad”, publicado en 2015 por el The Economic Journal, “las personas más impacientes se ven más afectadas por la disponibilidad de esos alimentos rápidos a precios accesibles, que conducen al aumento de obesidad en esa parte de la población”.
Impaciencia y envejecimiento
La Universidad Nacional de Singapur, a su vez, destaca un mal que es incluso más raro de ser abordado al hablar de impaciencia: el envejecimiento.
Realizada junto con las Universidades de California y Pensilvania (ambas de Estados Unidos), otra investigación muestra que los telómeros (los extremos de los cromosomas) son más cortos en las personas impacientes. Para los científicos, el envejecimiento acompaña la desaparición de estos elementos.
Estos son solo algunos de los muchos problemas causados por la impaciencia a la salud física, mental y espiritual del hombre. El insomnio, la ansiedad, la depresión y las enfermedades cardíacas son otros ejemplos.
“Nuestra fe debe ser probada”
Frecuentemente enfrentamos problemas. Los obstáculos están presentes en la vida de todas las personas y deben superarse.
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”, afirma el libro bíblico de Santiago (1:2-3).
La palabra “paciencia” deriva del latín “pati”, que significa “aguantar”, “sufrir”. Sumando ese conocimiento a la Palabra en Santiago, es posible definir que, frente a las adversidades, debemos ser pacientes.
Eso significa no desesperarse por la solución inmediata del problema, para deshacerse del sufrimiento.
“Las adversidades son la prueba de que no es porque quiero que lo voy a tener, ni porque sueño que lo realizaré. No porque Dios no quiere lo mejor para mí, sino porque lo que pienso que es mejor para mí, en realidad no lo es”, explica la escritora Cristiane Cardoso.
De acuerdo con ella, es necesario aprender con las pruebas que surgen. “Eso va en contra de todo lo que somos; a nadie le gusta pasar por momentos difíciles. Pero el apóstol Santiago nos enseña a que debemos alegrarnos en esos momentos porque nos hacen bien, ellos prueban nuestra fe. Quiere decir que nuestra fe debe ser probada. O sea, no sirve que usted diga que cree en Dios y que tiene fe; si ella no es probada, tampoco es aprobada.”
A fin de cuentas, el que es impaciente, que no soporta el sufrimiento por el que debe pasar, no solo perjudica su cuerpo inmediatamente, sino también muestra que le falta fe.
¿Quiere aprender a fortalecer su confianza en Dios para librarse de la impaciencia? Participe en las reuniones de la Universal y entienda por qué es importante confiar en Él delante de los mayores problemas.
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