Un comportamiento verdaderamente femenino no significa siempre concordar con el marido. A veces es necesario discordar fuertemente, dependiendo de la situación. La femineidad de la mujer no renuncia a su inteligencia, racionalidad y capacidad de argumentar una opinión digna.
En un matrimonio blindado, una esposa FUERTE es un recurso valioso para el marido. Ella puede ofrecer un feedback iluminador, ayudarlo a considerar un lado del tema que él no había notado, e incluso reprenderlo respetuosamente cuando él está equivocado. Eso sin disminuirlo ni perder su lado femenino.
Por su parte la mujer dominadora quiere mandar al marido. Puede incluso conseguir las cosas a su manera, pero al mismo tiempo resentirá la falta de masculinidad del hombre que ella misma castró. Ella es una mujer en conflicto consigo misma: mientras le gusta el poder que ejerce sobre el hombre, en el fondo piensa que es alguien sin actitud por aceptar el trato que ella le da.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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