Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Levítico 6
1 Habló el Señor a Moisés, diciendo:
2 Cuando una persona pecare e hiciere prevaricación contra el Señor, y negare a su prójimo lo encomendado o dejado en su mano, o bien robare o calumniare a su prójimo,
3 o habiendo hallado lo perdido después lo negare, y jurare en falso; en alguna de todas aquellas cosas en que suele pecar el hombre,
4 entonces, habiendo pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o el daño de la calumnia, o el depósito que se le encomendó, o lo perdido que halló,
5 o todo aquello sobre que hubiere jurado falsamente; lo restituirá por entero a aquel a quien pertenece, y añadirá a ello la quinta parte, en el día de su expiación.
6 Y para expiación de su culpa traerá al Señor un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu estimación, y lo dará al sacerdote para la expiación.
7 Y el sacerdote hará expiación por él delante del Señor, y obtendrá perdón de cualquiera de todas las cosas en que suele ofender.
8 Habló aún el Señor a Moisés, diciendo:
9 Manda a Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del holocausto: el holocausto estará sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche, hasta la mañana; el fuego del altar arderá en él.
10 Y el sacerdote se pondrá su vestidura de lino, y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo; y cuando el fuego hubiere consumido el holocausto, apartará él las cenizas de sobre el altar, y las pondrá junto al altar.
11 Después se quitará sus vestiduras y se pondrá otras ropas, y sacará las cenizas fuera del campamento a un lugar limpio.
12 Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz.
13 El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.
14 Esta es la ley de la ofrenda: La ofrecerán los hijos de Aarón delante del Señor ante el altar.
15 Y tomará de ella un puñado de la flor de harina de la ofrenda, y de su aceite, y todo el incienso que está sobre la ofrenda, y lo hará arder sobre el altar por memorial en olor grato al Señor.
16 Y el sobrante de ella lo comerán Aarón y sus hijos; sin levadura se comerá en lugar santo; en el atrio del tabernáculo de reunión lo comerán.
17 No se cocerá con levadura; la he dado a ellos por su porción de mis ofrendas encendidas; es cosa santísima, como el sacrificio por el pecado, y como el sacrificio por la culpa.
18 Todos los varones de los hijos de Aarón comerán de ella. Estatuto perpetuo será para vuestras generaciones tocante a las ofrendas encendidas para el Señor; toda cosa que tocare en ellas será santificada.
19 Habló también el Señor a Moisés, diciendo:
20 Esta es la ofrenda de Aarón y de sus hijos, que ofrecerán al Señor el día que fueren ungidos: la décima parte de un efa de flor de harina, ofrenda perpetua, la mitad a la mañana y la mitad a la tarde.
21 En sartén se preparará con aceite; frita la traerás, y los pedazos cocidos de la ofrenda ofrecerás en olor grato al Señor.
22 Y el sacerdote que en lugar de Aarón fuere ungido de entre sus hijos, hará igual ofrenda. Es estatuto perpetuo del Señor; toda ella será quemada.
23 Toda ofrenda de sacerdote será enteramente quemada; no se comerá.
24 Y habló el Señor a Moisés, diciendo:
25 Habla a Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del sacrificio expiatorio: en el lugar donde se deg:uella el holocausto, será degollada la ofrenda por el pecado delante del Señor; es cosa santísima.
26 El sacerdote que la ofreciere por el pecado, la comerá; en lugar santo será comida, en el atrio del tabernáculo de reunión.
27 Todo lo que tocare su carne, será santificado; y si salpicare su sangre sobre el vestido, lavarás aquello sobre que cayere, en lugar santo.
28 Y la vasija de barro en que fuere cocida, será quebrada; y si fuere cocida en vasija de bronce, será fregada y lavada con agua.
29 Todo varón de entre los sacerdotes la comerá; es cosa santísima.
30 Mas no se comerá ninguna ofrenda de cuya sangre se metiere en el tabernáculo de reunión para hacer expiación en el santuario; al fuego será quemada.
Salmos 5
1 Escucha, oh el Señor, mis palabras; considera mi gemir.
2 Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré.
3 Oh el Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.
4 Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti.
5 Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad.
6 Destruirás a los que hablan mentira; al hombre sanguinario y engañador abominará el Señor.
7 Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; adoraré hacia tu santo templo en tu temor.
8 Guíame, Señor, en tu justicia, a causa de mis enemigos; endereza delante de mí tu camino.
9 Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; sus entrañas son maldad, sepulcro abierto es su garganta, con su lengua hablan lisonjas.
10 Castígalos, oh Dios; caigan por sus mismos consejos; por la multitud de sus transgresiones échalos fuera, porque se rebelaron contra ti.
11 Pero alégrense todos los que en ti confían; den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; en ti se regocijen los que aman tu nombre.
12 Porque tú, oh Señor, bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de tu favor.
Salmos 6
1 El Señor, no me reprendas en tu enojo, ni me castigues con tu ira.
2 Ten misericordia de mí, oh Señor, porque estoy enfermo; sáname, oh Señor, porque mis huesos se estremecen.
3 Mi alma también está muy turbada; y tú, el Señor, ¿hasta cuándo?
4 Vuélvete, oh Señor, libra mi alma; sálvame por tu misericordia.
5 Porque en la muerte no hay memoria de ti; en el Seol, ¿quién te alabará?
6 Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto mi lecho, riego mi cama con mis lágrimas.
7 Mis ojos están gastados de sufrir; se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
8 Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad; porque el Señor ha oído la voz de mi lloro.
9 El Señor ha oído mi ruego; ha recibido el Señor mi oración.
10 Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos; se volverán y serán avergonzados de repente.
Proverbios 21
1 Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano del Señor; a todo lo que quiere lo inclina.
2 Todo camino del hombre es recto en su propia opinión; pero el Señor pesa los corazones.
3 Hacer justicia y juicio es al Señor más agradable que sacrificio.
4 Altivez de ojos, y orgullo de corazón, y pensamiento de impíos, son pecado.
5 Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
6 Amontonar tesoros con lengua mentirosa es aliento fugaz de aquellos que buscan la muerte.
7 La rapiña de los impíos los destruirá, por cuanto no quisieron hacer juicio.
8 El camino del hombre perverso es torcido y extraño; mas los hechos del limpio son rectos.
9 Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa espaciosa.
10 El alma del impío desea el mal; su prójimo no halla favor en sus ojos.
11 Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio; y cuando se le amonesta al sabio, aprende ciencia.
12 Considera el justo la casa del impío, cómo los impíos son trastornados por el mal.
13 El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará, y no será oído.
14 La dádiva en secreto calma el furor, y el don en el seno, la fuerte ira.
15 Alegría es para el justo el hacer juicio; mas destrucción a los que hacen iniquidad.
16 El hombre que se aparta del camino de la sabiduría vendrá a parar en la compañía de los muertos.
17 Hombre necesitado será el que ama el deleite, y el que ama el vino y los ung:uentos no se enriquecerá.
18 Rescate del justo es el impío, y por los rectos, el prevaricador.
19 Mejor es morar en tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda.
20 Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio; mas el hombre insensato todo lo disipa.
21 El que sigue la justicia y la misericordia hallará la vida, la justicia y la honra.
22 Tomó el sabio la ciudad de los fuertes, y derribó la fuerza en que ella confiaba.
23 El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias.
24 Escarnecedor es el nombre del soberbio y presuntuoso que obra en la insolencia de su presunción.
25 El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren trabajar.
26 Hay quien todo el día codicia; pero el justo da, y no detiene su mano.
27 El sacrificio de los impíos es abominación; ¡Cuánto más ofreciéndolo con maldad!
28 El testigo mentiroso perecerá; mas el hombre que oye, permanecerá en su dicho.
29 El hombre impío endurece su rostro; mas el recto ordena sus caminos.
30 No hay sabiduría, ni inteligencia, ni consejo, contra el Señor.
31 El caballo se alista para el día de la batalla; mas el Señor es el que da la victoria.
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