Cecilia Romero: “Cuando me propuse ir al Templo de Salomón, no fue fácil, fue un sacrificio que tuve que hacer, pero la verdad es que valió la pena. Ya fui dos veces y cada oportunidad fue diferente. Vi la dedicación y el cariño de Dios hacia mi persona, mi interior también cambió.
La primera vez que visité el Templo de Salomón fue en el 2015, con la Caravana de la FJU. Tuve varios meses de preparación para ir y al llegar tuve una renovación total y completa. Mi visión se amplió, comprendí lo que Dios quería para mi vida. La forma de ver a mi familia cambió, la comprensión de la importancia de ganar almas se profundizó.
La experiencia con Dios es muy fuerte, uno quiere ir con su familia y amigos, uno incentiva a otros a ir. El Templo de Salomón nos permite volver a la santidad, valorar lo santo y aprovechar cada reunión porque es algo especial estar allí”.
[related-content]