El aliento de la vida, aliento del Espíritu o soplo de Dios muestra la acción Divina que hizo que la imagen de Adán sea alma viviente. Sucedió en el jardín del Edén, principio de la humanidad. Y el Mismo Espíritu opera en los días actuales el nuevo nacimiento, el nacimiento del agua y del Espíritu. La diferencia es que la imagen adámica hoy son los muertos en los delitos y pecados. Cuando estos oyen y obedecen la Voz de Dios (Sagrada Biblia), reciben el aliento (Fe) del Espíritu, entonces resurgen en forma de espíritus vivificantes (1 Corintios 15:45), según la imagen del Señor Jesucristo.
Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Génesis 2:7
Al maestro de la religión judaica el Señor Jesús le dijo:
De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede VER el Reino de Dios.” Y añadió: “el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede ENTRAR en el Reino de Dios. ” Juan 3:3,5
A través del apóstol, el Espíritu Santo explica esta transformación:
Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante… El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. 1 Corintios 15:45-48
El oxígeno que dio aliento al primer hombre para volverlo alma viviente es el mismo oxígeno que genera a los nacidos del Espíritu Santo para volverlos celestiales. O sea, la fe que viene por el oír la Palabra de Dios.
Delante de lo expuesto, quedan las preguntas:
¿El lector nació del agua y del Espíritu? Es decir, ¿nació de nuevo?
¿Es criatura celestial o continúa siendo terrestre?
Si el lector muere hoy, ¿tiene certeza de su Salvación?
Pues el apóstol concluye:
… que la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. 1 Corintios 15:50