Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Levítico 27
1 Habló el Señor a Moisés, diciendo:
2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno hiciere especial voto al Señor, según la estimación de las personas que se hayan de redimir, lo estimarás así:
3 En cuanto al varón de veinte años hasta sesenta, lo estimarás en cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario.
4 Y si fuere mujer, la estimarás en treinta siclos.
5 Y si fuere de cinco años hasta veinte, al varón lo estimarás en veinte siclos, y a la mujer en diez siclos.
6 Y si fuere de un mes hasta cinco años, entonces estimarás al varón en cinco siclos de plata, y a la mujer en tres siclos de plata.
7 Mas si fuere de sesenta años o más, al varón lo estimarás en quince siclos, y a la mujer en diez siclos.
8 Pero si fuere muy pobre para pagar tu estimación, entonces será llevado ante el sacerdote, quien fijará el precio; conforme a la posibilidad del que hizo el voto, le fijará precio el sacerdote.
9 Y si fuere animal de los que se ofrece ofrenda al Señor, todo lo que de los tales se diere al Señor será santo.
10 No será cambiado ni trocado, bueno por malo, ni malo por bueno; y si se permutare un animal por otro, él y el dado en cambio de él serán sagrados.
11 Si fuere algún animal inmundo, de que no se ofrece ofrenda al Señor, entonces el animal será puesto delante del sacerdote,
12 y el sacerdote lo valorará, sea bueno o sea malo; conforme a la estimación del sacerdote, así será.
13 Y si lo quisiere rescatar, añadirá sobre tu valuación la quinta parte.
14 Cuando alguno dedicare su casa consagrándola al Señor, la valorará el sacerdote, sea buena o sea mala; según la valorare el sacerdote, así quedará.
15 Mas si el que dedicó su casa deseare rescatarla, añadirá a tu valuación la quinta parte del valor de ella, y será suya.
16 Si alguno dedicare de la tierra de su posesión al Señor, tu estimación será conforme a su siembra; un homer de siembra de cebada se valorará en cincuenta siclos de plata.
17 Y si dedicare su tierra desde el año del jubileo, conforme a tu estimación quedará.
18 Mas si después del jubileo dedicare su tierra, entonces el sacerdote hará la cuenta del dinero conforme a los años que quedaren hasta el año del jubileo, y se rebajará de tu estimación.
19 Y si el que dedicó la tierra quisiere redimirla, añadirá a tu estimación la quinta parte del precio de ella, y se le quedará para él.
20 Mas si él no rescatare la tierra, y la tierra se vendiere a otro, no la rescatará más;
21 sino que cuando saliere en el jubileo, la tierra será santa para el Señor, como tierra consagrada; la posesión de ella será del sacerdote.
22 Y si dedicare alguno al Señor la tierra que él compró, que no era de la tierra de su herencia,
23 entonces el sacerdote calculará con él la suma de tu estimación hasta el año del jubileo, y aquel día dará tu precio señalado, cosa consagrada al Señor.
24 En el año del jubileo, volverá la tierra a aquél de quien él la compró, cuya es la herencia de la tierra.
25 Y todo lo que valorares será conforme al siclo del santuario; el siclo tiene veinte geras.
26 Pero el primogénito de los animales, que por la primogenitura es del Señor, nadie lo dedicará; sea buey u oveja, del Señor es.
27 Mas si fuere de los animales inmundos, lo rescatarán conforme a tu estimación, y añadirán sobre ella la quinta parte de su precio; y si no lo rescataren, se venderá conforme a tu estimación.
28 Pero no se venderá ni se rescatará ninguna cosa consagrada, que alguno hubiere dedicado al Señor; de todo lo que tuviere, de hombres y animales, y de las tierras de su posesión, todo lo consagrado será cosa santísima para el Señor.
29 Ninguna persona separada como anatema podrá ser rescatada; indefectiblemente ha de ser muerta.
30 Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, del Señor es; es cosa dedicada al Señor.
31 Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello.
32 Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado al Señor.
33 No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que se dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados.
34 Estos son los mandamientos que ordenó el Señor a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí.
Salmos 34
1 Bendeciré al Señor en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca.
2 En el Señor se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán.
3 Engrandeced al Señor conmigo, y exaltemos a una su nombre.
4 Busqué al Señor, y él me oyó, y me libró de todos mis temores.
5 Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados.
6 Este pobre clamó, y le oyó el Señor, y lo libró de todas sus angustias.
7 El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.
8 Gustad, y ved que es bueno el Señor; dichoso el hombre que confía en él.
9 Temed al Señor, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen.
10 Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan al Señor no tendrán falta de ningún bien.
11 Venid, hijos, oídme; el temor del Señor os enseñaré.
12 ¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien?
13 Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
14 Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela.
15 Los ojos del Señor están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos.
16 La ira del Señor contra los que hacen mal, para cortar de la tierra la memoria de ellos.
17 Claman los justos, y el Señor oye, y los libra de todas sus angustias.
18 Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu.
19 Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará el Señor.
20 El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado.
21 Matará al malo la maldad, y los que aborrecen al justo serán condenados.
22 El Señor redime el alma de sus siervos, y no serán condenados cuantos en él confían.
Eclesiastés 10
1 Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable.
2 El corazón del sabio está a su mano derecha, mas el corazón del necio a su mano izquierda.
3 Y aun mientras va el necio por el camino, le falta cordura, y va diciendo a todos que es necio.
4 Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la mansedumbre hará cesar grandes ofensas.
5 Hay un mal que he visto debajo del sol, a manera de error emanado del príncipe:
6 la necedad está colocada en grandes alturas, y los ricos están sentados en lugar bajo.
7 Vi siervos a caballo, y príncipes que andaban como siervos sobre la tierra.
8 El que hiciere hoyo caerá en él; y al que aportillare vallado, le morderá la serpiente.
9 Quien corta piedras, se hiere con ellas; el que parte leña, en ello peligra.
10 Si se embotare el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que añadir entonces más fuerza; pero la sabiduría es provechosa para dirigir.
11 Si muerde la serpiente antes de ser encantada, de nada sirve el encantador.
12 Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia ruina.
13 El principio de las palabras de su boca es necedad; y el fin de su charla, nocivo desvarío.
14 El necio multiplica palabras, aunque no sabe nadie lo que ha de ser; ¿y quién le hará saber lo que después de él será?
15 El trabajo de los necios los fatiga; porque no saben por dónde ir a la ciudad.
16 !!Ay de ti, tierra, cuando tu rey es muchacho, y tus príncipes banquetean de mañana!
17 ¡Bienaventurada tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para beber!
18 Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las manos se llueve la casa.
19 Por el placer se hace el banquete, y el vino alegra a los vivos; y el dinero sirve para todo.
20 Ni aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en lo secreto de tu cámara digas mal del rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra.
Acompañe la lectura del 112° día ingresando aquí.
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