El domingo 16 de abril estuvo lleno de decisiones en el fútbol brasileño. En uno de los más importantes, dos de los equipos más grandes de Brasil, San Pablo y Corinthians, jugaron el primer partido de la semifinal del Campeonato Paulista. Un juego que debería ser un asunto al día siguiente entre los fans del fútbol por el marcador, pero que se destacó frente a la actitud tomada por el defensor de San Pablo, Rodrigo Caio, en el campo.
El juego estaba 1 a 0 para el Corinthians cuando los jugadores Jô (del Corinthians) y Rodrigo Caio (de San Pablo) se involucraron en una disputa por la pelota dentro del área con el goleador tricolor Renan, que fue pisoteado. Inmediatamente el árbitro hizo sonar el silbato y le aplicó una tarjeta amarilla al jugador del Corinthians, lo que lo sacaría del segundo y decisivo juego entre los dos equipos, el siguiente fin de semana.
Sin embargo, Rodrigo Caio, no dejó que eso sucediera. Llamando al juez, le informó que él mismo había pisado, sin querer, a su compañero de equipo. El árbitro se retractó de su decisión, retiró la tarjeta amarilla de Jô y le dio seguimiento al partido.
Al final del juego, el jugador de San Pablo contó lo que sucedió: “No hice nada de más. Solo hice lo que tenía que hacer”, afirmó.
Lo correcto que debe hacerse
No es habitual ver a un jugador de fútbol tomando la decisión que Rodrigo Caio tomó. De acuerdo con los periodistas especializados, él fue el blanco de críticas de parte de algunos compañeros del equipo en el vestuario, después del partido. Para ellos, Rodrigo debería haber permanecido en silencio, perjudicando así a su adversario.
Como Rodrigo, todos nosotros tenemos, en la vida, varias oportunidades de obtener ventajas, aunque las mismas perjudiquen a las personas a nuestro alrededor. En esos momentos, cada uno debe elegir entre hacer lo que es correcto o no, seguir las enseñanzas bíblicas o no.
Algunos dirán: “Pero la Biblia nunca habló sobre los errores de arbitraje en el fútbol.”
Y realmente no dice nada, así como nunca habla sobre otros miles de asuntos. Aun así, la opinión de Dios sobre lo correcto que hay que hacer está muy claro en Su Palabra:
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8)
¿Sería justo u honesto permitir que el error ocurriera, incluso pudiendo impedirlo? Ciertamente, no.
Usted es lo que usted da
“En absolutamente TODO, nada queda afuera de esta ecuación tan precisa como verdadera. INDIVIDUO+OFRENDA = REFLEJO DE SU ‘YO’”, afirma el obispo Júlio Freitas, en su blog.
De acuerdo con él, es precisamente cuando ofrecemos o damos que revelamos quiénes somos. “Y solo a través de esa actitud queda en evidencia lo que, realmente, está dentro de nosotros, cuando la materializamos.”
Las personas que eligen obtener ventajas ilícitas a costas del sufrimiento ajeno están solo materializando aquello que tienen en su interior. Por el contario, aquellos que eligen el camino de la justicia, aunque sea el más difícil, comprueban que, en su interior, tienen el amor que Jesús vino a traerle a los hombres.
“Cuando nosotros damos, materializamos nuestro carácter – ya sea egoísta o generoso -, materializamos nuestro amor o nuestro odio; materializamos nuestra confianza o nuestra desconfianza. Cuando damos/ofrecemos (o no) mostramos siempre en qué nivel estamos.”
El camino que Rodrigo Caio eligió tomar durante el partido del domingo recibió muchas críticas. Aun así, el defensor está convencido de que tomó la decisión correcta y esa decisión puede influenciar a otros atletas para que ellos también actúen con honestidad, así como los propios hinchas pueden sentirse influenciados a buscar la justicia.
Y usted, ¿actuaría de la misma manera que el defensor de San Pablo?
Comparta este artículo en las redes sociales.
[related-content]