Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Números 6
1 Habló el Señor a Moisés, diciendo:
2 habla a los hijos de Israel y diles: El hombre o la mujer que se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse al Señor,
3 se abstendrá de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas frescas ni secas.
4 Todo el tiempo de su nazareato, de todo lo que se hace de la vid, desde los granillos hasta el hollejo, no comerá.
5 Todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza; hasta que sean cumplidos los días de su apartamiento al Señor, será santo; dejará crecer su cabello.
6 Todo el tiempo que se aparte para el Señor, no se acercará a persona muerta.
7 Ni aun por su padre ni por su madre, ni por su hermano ni por su hermana, podrá contaminarse cuando mueran; porque la consagración de su Dios tiene sobre su cabeza.
8 Todo el tiempo de su nazareato, será santo para el Señor.
9 Si alguno muriere súbitamente junto a él, su cabeza consagrada será contaminada; por tanto, el día de su purificación raerá su cabeza; al séptimo día la raerá.
10 Y el día octavo traerá dos tórtolas o dos palominos al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión.
11 Y el sacerdote ofrecerá el uno en expiación, y el otro en holocausto; y hará expiación de lo que pecó a causa del muerto, y santificará su cabeza en aquel día.
12 Y consagrará para el Señor los días de su nazareato, y traerá un cordero de un año en expiación por la culpa; y los días primeros serán anulados, por cuanto fue contaminado su nazareato.
13 Esta es, pues, la ley del nazareo el día que se cumpliere el tiempo de su nazareato: Vendrá a la puerta del tabernáculo de reunión,
14 y ofrecerá su ofrenda al Señor, un cordero de un año sin tacha en holocausto, y una cordera de un año sin defecto en expiación, y un carnero sin defecto por ofrenda de paz.
15 Además un canastillo de tortas sin levadura, de flor de harina amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite, y su ofrenda y sus libaciones.
16 Y el sacerdote lo ofrecerá delante del Señor, y hará su expiación y su holocausto;
17 y ofrecerá el carnero en ofrenda de paz a Jehová, con el canastillo de los panes sin levadura; ofrecerá asimismo el sacerdote su ofrenda y sus libaciones.
18 Entonces el nazareo raerá a la puerta del tabernáculo de reunión su cabeza consagrada, y tomará los cabellos de su cabeza consagrada y los pondrá sobre el fuego que está debajo de la ofrenda de paz.
19 Después tomará el sacerdote la espaldilla cocida del carnero, una torta sin levadura del canastillo, y una hojaldre sin levadura, y las pondrá sobre las manos del nazareo, después que fuere raída su cabeza consagrada;
20 y el sacerdote mecerá aquello como ofrenda mecida delante del Señor, lo cual será cosa santa del sacerdote, además del pecho mecido y de la espaldilla separada; después el nazareo podrá beber vino.
21 Esta es la ley del nazareo que hiciere voto de su ofrenda al Señor por su nazareato, además de lo que sus recursos le permitieren; según el voto que hiciere, así hará, conforme a la ley de su nazareato.
22 El Señor habló a Moisés, diciendo:
23 Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles:
24 El Señor te bendiga, y te guarde;
25 El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;
26 El Señor alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.
27 Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.
Salmos 40
1 Pacientemente esperé al Señor, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
3 Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en el Señor.
4 Bienaventurado el hombre que puso en el Señor su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.
5 Has aumentado, oh Señor Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados.
6 Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos; holocausto y expiación no has demandado.
7 Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí;
8 el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón.
9 He anunciado justicia en grande congregación; he aquí, no refrené mis labios, Señor, tú lo sabes.
10 No encubrí tu justicia dentro de mi corazón; he publicado tu fidelidad y tu salvación; no oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea.
11 Señor, no retengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
12 Porque me han rodeado males sin número; me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
13 Quieras, oh Señor, librarme; Señor, apresúrate a socorrerme.
14 Sean avergonzados y confundidos a una los que buscan mi vida para destruirla. Vuelvan atrás y avergüéncense los que mi mal desean;
15 sean asolados en pago de su afrenta los que me dicen: !!Ea, ea!
16 Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, y digan siempre los que aman tu salvación: Señor sea enaltecido.
17 Aunque afligido yo y necesitado, el Señor pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.
Salmos 41
1 Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará el Señor.
2 El Señor lo guardará, y le dará vida; será bienaventurado en la tierra, y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos.
3 El Señor lo sustentará sobre el lecho del dolor; mullirás toda su cama en su enfermedad.
4 Yo dije: Señor, ten misericordia de mí; sana mi alma, porque contra ti he pecado.
5 Mis enemigos dicen mal de mí, preguntando: ¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?
6 Y si vienen a verme, hablan mentira; su corazón recoge para sí iniquidad, y al salir fuera la divulgan.
7 Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen; contra mí piensan mal, diciendo de mí:
8 cosa pestilencial se ha apoderado de él; y el que cayó en cama no volverá a levantarse.
9 Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar.
10 Mas tú, Señor, ten misericordia de mí, y hazme levantar, y les daré el pago.
11 En esto conoceré que te he agradado, que mi enemigo no se huelgue de mí.
12 En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, y me has hecho estar delante de ti para siempre.
13 Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos. Amén y Amén.
Cantares 4
1 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa; tus ojos entre tus guedejas como de paloma; tus cabellos como manada de cabras que se recuestan en las laderas de Galaad.
2 Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas, que suben del lavadero, todas con crías gemelas, y ninguna entre ellas estéril.
3 Tus labios como hilo de grana, y tu habla hermosa; tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo.
4 Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería; mil escudos están colgados en ella, todos escudos de valientes.
5 Tus dos pechos, como gemelos de gacela, que se apacientan entre lirios.
6 Hasta que apunte el día y huyan las sombras, me iré al monte de la mirra, y al collado del incienso.
7 Toda tú eres hermosa, amiga mía, y en ti no hay mancha.
8 Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía; ven conmigo desde el Líbano. Mira desde la cumbre de Amana, desde la cumbre de Senir y de Hermón, desde las guaridas de los leones, desde los montes de los leopardos.
9 Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; has apresado mi corazón con uno de tus ojos, con una gargantilla de tu cuello.
10 !!Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía! !!Cuánto mejores que el vino tus amores, y el olor de tus ung:uentos que todas las especias aromáticas!
11 Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; miel y leche hay debajo de tu lengua; y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano.
12 Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía; fuente cerrada, fuente sellada.
13 Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves, de flores de alheña y nardos;
14 Nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso; mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas.
15 Fuente de huertos, pozo de aguas vivas, que corren del Líbano.
16 Levántate, Aquilón, y ven, Austro; soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta.
Acompañe la lectura del 118° día ingresando aquí.
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