El Coliseo Gilberto Pareja, ubicado en Santa Cruz de la Sierra, una de las más importantes ciudades bolivianas, recibió a miles de personas el 14 de abril último. El hecho de que ese gimnasio deportivo quedó repleto no es una novedad, pero el motivo por el cual todas esas personas estaban allí fue inédito en el lugar: buscar a Dios.
La reunión del Viernes Santo con la Rosa de Sangre fue organizada por la Universal y ministrada por el responsable por el trabajo evangelístico de la Iglesia en Bolivia, el obispo Sergio Lima. Más de 2500 personas estuvieron presentes, alcanzando la capacidad máxima del gimnasio.
Las personas que se dirigieron al Coliseo fueron orientadas a llevar rosas, que representarían la Sangre del Señor Jesús derramada en la cruz, también un viernes, hace muchos años.
“La rosa de sangre, por su color rojo, fue la señal de la fe en el sacrificio de Jesús en la cruz, la sangre que triunfó sobre el mal. Quien llevara la rosa estaría, en un acto de fe, llevando la marca de Jesús, como el pueblo de Israel allí en Egipto”, explicó el obispo.
De acuerdo con él, en el momento de la oración, las personas colocaban la rosa en el lugar del dolor, de la enfermedad, y pedían que se repitiera el mayor milagro que sucedió allí en el Calvario, a las 3 de la tarde. “En ese momento fue ministrada la cura y la liberación de los presentes.”
“Ahora ya no siento más dolor, gracias a Dios”
La señora Ana María (en la foto al lado), que estuvo presente y subió al altar para dar su testimonio, explica que, por muchos años, sufrió de fuertes dolores intensos. Pero allí, delante de Señor, su salud fue reestablecida:
“Tenía dolores en la parte inferior del abdomen”, declaró ella. “Los médicos descubrieron un tumor en el vientre. Tenía un dolor muy agudo, al punto de endurecer mi pierna; no podía curvarme. Sufrí durante varios años por ese dolor, pero después de la oración el dolor desapareció. Ahora ya no siento más dolor, gracias a Dios.”
Como ella, muchas personas transformaron sus vidas por el poder del Señor Jesús en aquel momento. “Señales, maravillas y prodigios sucedieron en la vida de centenas de personas que estaban en la concentración”, afirmó el obispo.
Al final de la reunión, él invitó a todos los pastores presentes a realizar una oración al pie de la cruz. “Dios hoy va a ponerle un fin al sufrimiento”, declaró él. “Está escrito, en Isaías 53:4: ‘Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros Le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.’”
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