Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Números 27
1 Vinieron las hijas de Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de Manasés hijo de José, los nombres de las cuales eran Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa;
2 y se presentaron delante de Moisés y delante del sacerdote Eleazar, y delante de los príncipes y de toda la congregación, a la puerta del tabernáculo de reunión, y dijeron:
3 Nuestro padre murió en el desierto; y él no estuvo en la compañía de los que se juntaron contra el Señor en el grupo de Coré, sino que en su propio pecado murió, y no tuvo hijos.
4 ¿Por qué será quitado el nombre de nuestro padre de entre su familia, por no haber tenido hijo? Danos heredad entre los hermanos de nuestro padre.
5 Y Moisés llevó su causa delante del Señor.
6 Y el Señor respondió a Moisés, diciendo:
7 Bien dicen las hijas de Zelofehad; les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su padre, y traspasarás la heredad de su padre a ellas.
8 Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cuando alguno muriere sin hijos, traspasaréis su herencia a su hija.
9 Si no tuviere hija, daréis su herencia a sus hermanos;
10 y si no tuviere hermanos, daréis su herencia a los hermanos de su padre.
11 Y si su padre no tuviere hermanos, daréis su herencia a su pariente más cercano de su linaje, y de éste será; y para los hijos de Israel esto será por estatuto de derecho, como el Señor mandó a Moisés.
12 El Señor dijo a Moisés: Sube a este monte Abarim, y verás la tierra que he dado a los hijos de Israel.
13 Y después que la hayas visto, tú también serás reunido a tu pueblo, como fue reunido tu hermano Aarón.
14 Pues fuisteis rebeldes a mi mandato en el desierto de Zin, en la rencilla de la congregación, no santificándome en las aguas a ojos de ellos. Estas son las aguas de la rencilla de Cades en el desierto de Zin.
15 Entonces respondió Moisés al Señor, diciendo:
16 Ponga el Señor, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación,
17 que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación del Señor no sea como ovejas sin pastor.
18 Y el Señor dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él;
19 y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos.
20 Y pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca.
21 El se pondrá delante del sacerdote Eleazar, y le consultará por el juicio del Urim delante del Señor; por el dicho de él saldrán, y por el dicho de él entrarán, él y todos los hijos de Israel con él, y toda la congregación.
22 Y Moisés hizo como el Señor le había mandado, pues tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar, y de toda la congregación;
23 y puso sobre él sus manos, y le dio el cargo, como el Señor había mandado por mano de Moisés.
Salmos 70
1 Oh Dios, apresúrate a librarme; apresúrate, oh Señor, a socorrerme.
2 Sean avergonzados y humillados los que buscan mi vida; sean vueltos atrás y cubiertos de ignominia los que se complacen en mi mal.
3 Sean vueltos atrás por causa de su vergüenza los que dicen: ¡Ajá, ajá!
4 Regocíjense y alégrense en ti todos los que te buscan; que digan continuamente: ¡Engrandecido sea Dios! los que aman tu salvación.
5 Mas yo estoy afligido y necesitado; oh Dios, ven pronto a mí. Tú eres mi socorro y mi libertador; Señor, no te tardes.
Salmos 71
1 En ti, oh Señor, me refugio; jamás sea yo avergonzado.
2 Líbrame en tu justicia, y rescátame; inclina a mí tu oído, y sálvame.
3 Sé para mí una roca de refugio, a la cual pueda ir continuamente; tú has dado mandamiento para salvarme, porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
4 Dios mío, rescátame de la mano del impío, de la mano del malhechor y del implacable,
5 porque tú eres mi esperanza; oh Señor Dios, tú eres mi confianza desde mi juventud.
6 De ti he recibido apoyo desde mi nacimiento; tú eres el que me sacó del seno de mi madre; para ti es continuamente mi alabanza.
7 He llegado a ser el asombro de muchos, porque tú eres mi refugio fuerte.
8 Llena está mi boca de tu alabanza y de tu gloria todo el día.
9 No me rechaces en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando me falten las fuerzas.
10 Porque mis enemigos han hablado de mí; y los que acechan mi vida han consultado entre sí,
11 diciendo: Dios lo ha desamparado; perseguidlo y apresadlo, pues no hay quien lo libre.
12 Oh Dios, no estés lejos de mí; Dios mío, apresúrate a socorrerme.
13 Sean avergonzados y consumidos los enemigos de mi alma; sean cubiertos de afrenta y de ignominia los que procuran mi mal.
14 Mas yo esperaré continuamente, y aún te alabaré más y más.
15 Todo el día contará mi boca de tu justicia y de tu salvación, porque son innumerables.
16 Vendré con los hechos poderosos de Dios el Señor; haré mención de tu justicia, de la tuya sola.
17 Oh Dios, tú me has enseñado desde mi juventud, y hasta ahora he anunciado tus maravillas.
18 Y aun en la vejez y las canas, no me desampares, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a esta generación, tu poderío a todos los que han de venir.
19 Porque tu justicia, oh Dios, alcanza hasta los cielos, tú que has hecho grandes cosas; oh Dios, ¿quién como tú?
20 Tú que me has hecho ver muchas angustias y aflicciones, me volverás a dar vida, y me levantarás de nuevo de las profundidades de la tierra.
21 Aumenta tú mi grandeza, y vuelve a consolarme.
22 Y yo te daré gracias con el arpa, cantaré tu verdad, Dios mío; a ti cantaré alabanzas con la lira, oh Santo de Israel.
23 Darán voces de júbilo mis labios, cuando te cante alabanzas, y mi alma, que tú has redimido.
24 También mi lengua hablará de tu justicia todo el día, porque han sido avergonzados, porque han sido humillados, los que procuran mi mal.
Isaías 17
1 Profecía sobre Damasco. He aquí, Damasco dejará de ser ciudad, y vendrá a ser un montón de ruinas.
2 Abandonadas están las ciudades de Aroer; serán para los rebaños, para que se echen en ellas, y no habrá quien los espante.
3 Desaparecerá la fortaleza de Efraín y la soberanía de Damasco, y el resto de Aram vendrá a ser como la gloria de los hijos de Israel —declara el Señor de los ejércitos.
4 Acontecerá en aquel día que la gloria de Jacob menguará, y enflaquecerá la gordura de su carne.
5 Será como cuando el segador recoge la mies, y su brazo cosecha las espigas; o será como el que recoge espigas en el valle de Refaim.
6 Pero quedarán en él rebuscos como cuando se varea el olivo: dos o tres aceitunas en la rama más alta, cuatro o cinco en las ramas de un árbol fructífero —declara el Señor, Dios de Israel.
7 Aquel día el hombre tendrá en estima a su Hacedor, y sus ojos mirarán al Santo de Israel.
8 Y no tendrá en estima los altares, obra de sus manos, ni mirará a lo que sus dedos hicieron: las Aseras y los altares de incienso.
9 Aquel día sus ciudades fuertes serán como lugares abandonados en el bosque, o como ramas que fueron abandonadas delante de los hijos de Israel; la tierra será una desolación.
10 Porque te olvidaste del Dios de tu salvación y no te acordaste de la roca de tu refugio. Por tanto, siembras plantas deleitosas y les injertas sarmientos de un dios extraño.
11 El día que las plantes las cercarás con cuidado, y por la mañana harás que florezca tu semilla; pero la cosecha será un montón inservible en el día de enfermedad y de dolor incurable.
12 ¡Ay!, bramar de muchos pueblos que braman como el bramido de los mares; rugir de naciones que rugen como el rugido de violentas aguas.
13 Las naciones rugen como el rugido de muchas aguas, pero El las reprenderá y huirán lejos; serán perseguidas como el tamo de los montes delante del viento, y como polvo de torbellino delante del vendaval.
14 Al tiempo de la tarde, he aquí, hay terror. Antes de la mañana ya no existen. Tal será la porción de los que nos despojan, y la suerte de los que nos saquean.
Isaías 18
1 ¡Ay de la tierra del zumbido de alas que está más allá de los ríos de Etiopía,
2 la que envía por el mar embajadores en naves de junco sobre la superficie de las aguas! Id, veloces mensajeros, a una nación de alta estatura y de piel brillante, a un pueblo temido por todas partes, una nación poderosa y opresora cuya tierra surcan los ríos.
3 Todos vosotros, habitantes del mundo y moradores de la tierra, tan pronto como se alce la bandera sobre los montes, la veréis, y tan pronto como la trompeta sea tocada, la oiréis.
4 Porque así me ha dicho el Señor: Me estaré quieto y miraré desde[e] mi morada, como calor resplandeciente al sol, como nube de rocío en el calor de la cosecha.
5 Pues antes de la cosecha, tan pronto como el botón se abra y la flor se convierta en uva madura, El cortará los pámpanos con podaderas y podará y quitará los sarmientos.
6 Juntos serán dejados para las aves de rapiña de los montes, y para las bestias de la tierra; pasarán allí el verano las aves de rapiña, y todas las bestias de la tierra allí invernarán.
7 En aquel tiempo será traído un obsequio al Señor de los ejércitos de parte de un pueblo de alta estatura y de piel brillante, de un pueblo temido por todas partes, de una nación poderosa y opresora, cuya tierra surcan los ríos, al lugar del nombre del Señor de los ejércitos, el monte Sion.
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