El 23 de Septiembre es el Día Internacional Contra la Explotación Sexual, y el Tráfico de Mujeres y Niños. La trata de personas constituye un delito transnacional y una grave e inadmisible situación de injusticia, corrupción y vulneración de derechos humanos. Según el informe gubernamental norteamericano, Argentina es un país de origen, tránsito y destino de hombres, mujeres y niños víctimas de organizaciones que los reclutan con fines específicos de prostitución y trabajo forzoso.
El documento observa que muchas de las víctimas provienen de zonas rurales, provincias norteñas y países limítrofes, y son obligadas a ejercer la prostitución en centros urbanos o provincias prósperas del centro y sur del país. Una de las zonas principales de tráfico ilegal de personas es la triple frontera con Paraguay y Brasil, donde también se observan numerosos casos de turismo sexual infantil, al igual que en la ciudad de Buenos Aires.
Para cumplir esta tarea el Estado cuenta con los funcionarios judiciales, asistentes sociales y fuerzas de seguridad. Aunque los programas públicos no llegan a contrarrestar los efectos corrosivos de estas formas de explotación humana, y son las ONG’s y organismos internacionales los más activos en cumplir ese papel.
Radiografía numérica
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el mundo hay al menos 12.3 millones de personas atrapadas en el trabajo forzoso, y sus víctimas más débiles son mujeres y niñas obligadas a prostituirse; se calcula que 44 por ciento de las víctimas de trata son explotadas sexualmente, 32 por ciento laboralmente y un 25 por ciento son sujetos a los dos tipos de explotación.
En el continente americano, conformado por 35 Estados-nación, se ha reconocido mayoritariamente que la trata de personas y el tráfico de migrantes son flagelos que deben de ser combatidos. En lo que se refiere a la trata de personas en América se estima, de acuerdo con un estudio de la Universidad Johns Hopkins, que cada año entre 700 mil y dos millones de personas son objeto de trata entre países de origen, tránsito y destino.
Por citar sólo algunos ejemplos, se detectó que México, además de ser país de origen de víctimas de trata, sirve como tránsito y llegada de personas sujetas a explotación laboral y sexual provenientes de Sudamérica, el Caribe y Centroamérica. De la misma forma, se documentó que México es país de origen de víctimas sujetas a trata en Japón.
En algunos países del Cono Sur, como Argentina, Brasil, Bolivia, Venezuela, Uruguay y Paraguay, además de realizarse trata de personas a nivel regional, las redes de tratantes han expandido sus hilos hasta Europa para llevar principalmente a mujeres y niños con fines de explotación sexual.
Estados Unidos y Canadá tampoco están exentos de este delito, ya que se han convertido de manera específica en países receptores de víctimas de trata provenientes del resto de los países americanos, así como de otros continentes.
Se conoce que 25,000 niñas ejercen la prostitución en Republica Dominicana. (CIMAC, Comunicación e información de la mujer, México). En lo referido a la trata de mujeres con fines de explotación sexual, a República Dominicana se le ubica como el cuarto país a nivel mundial con el número de víctimas, después de Tailandia, Brasil y Filipinas.
Se estima que en República Dominicana existen 400 organizaciones vinculadas al tráfico de personas, con tecnología avanzada en la falsificación de diferentes documentos. Pero las acciones temerarias trascienden a la falsificación, en marzo del 2001, naufragaron 3 embarcaciones con un saldo de más de 100 muertos. Ante el fenómeno de la emigración, desde los 80´s y hasta los días de hoy, se reconoce a República Dominicana como país expulsor de ciudadanos(as), siendo los países destinos tradicionales Estados Unidos y Puerto Rico, en el Caribe, Curazao, Aruba, San Martín, Antigua; se diversificó a Europa (España, Italia, Grecia, Suiza, Holanda. Bélgica, Austria y Alemania). En América los destinos son Panamá, Venezuela y más recientemente, Argentina. El Nuevo receptor sería Costa Rica.
Un elemento común en el abordaje de la trata de personas es la pobreza. Según el Banco Mundial, en América Latina y el Caribe viven por debajo de la línea de la pobreza 250 millones de seres humanos, de los cuales 150 millones viven en la extrema pobreza (menos de 30 dólares mensuales). En el caso particular de República Dominicana de cada cien hogares donde la mujer es jefa de familia, veinticuatro son pobres; existen restricciones para acceder a la tierra y al financiamiento; existe la remuneración diferenciada, todo esto incide para que las mujeres busquen la solución de supervivencia en la venta de sus cuerpos.
De acuerdo a la información que se posee sobre Argentina, el grupo con mayor riesgo de convertirse en víctima de trata para explotación sexual está compuesto por mujeres y niñas con bajos niveles de escolarización, pertenecientes a grupos familiares numerosos o con necesidades básicas insatisfechas, donde la mayoría de sus integrantes se encuentran desocupados o realizan actividades primarias no calificadas por las que perciben ingresos extremadamente bajos.
Las Leyes trasnacionales y nacionales
La Comisión Mundial sobre las Migraciones Internacionales subrayó que podía haber convergencias entre el tráfico ilícito de migrantes y la trata de seres humanos, ya que no siempre puede realizarse una distinción clara entre ambos fenómenos pues: «la situación legal de un migrante y el nivel de explotación al que es sometido puede cambiar en el transcurso de un viaje».
El Protocolo internacional para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Niños (vigente desde el 25 diciembre de 2003) contra la trata de personas, ha sido ratificado hasta el momento por 132 países, también incluye dos apartados para que además de sancionar y castigar el delito, los países signantes adopten las medidas necesarias para asistir y proteger a las víctimas, así como para prevenir el ilícito y promover la cooperación internacional sobre el tema.
Por regiones, Canadá, Estados Unidos y México contaban hasta 2008 con leyes federales para combatir los dos delitos en todas sus formas, en el caso de los países de América Central y el Caribe: sólo República Dominicana, El Salvador, Guatemala y Nicaragua han implementado reformas a sus códigos penales para sancionar la trata de personas en los ámbitos de trabajo forzado y explotación sexual; Honduras y Panamá castigan la trata de personas con fines sexuales, mientras que Costa Rica criminaliza únicamente la trata de mujeres y niños con el propósito de explotación sexual y el tráfico de menores.
En Sudamérica: Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú tienen leyes para castigar todas o la mayor parte de las formas de trata de personas; Brasil cuenta con legislación específica para la trata con fines sexuales y laborales; Chile y Paraguay no incluyen castigos específicos por la trata de personas en sus legislaciones pero sí criminalizan la entrada ilegal a sus territorios con el propósito de prostituir a las víctimas; Colombia, Ecuador y Perú sancionan la mendicidad forzada como una de las formas de trata de personas; mientras que en Brasil se castiga la explotación sexual y la esclavitud.
¿Cómo informar acerca de posibles casos de trata?
En los casos en que se sospecha trata de personas, debe hacerse la denuncia ante una fiscalía o juzgado federal. La información debe manejarse con suma confidencialidad, siempre.
Conclusión
En el día en que todo el mundo recuerda que existen estos casos cabe destacar que: en los últimos meses, a lo largo y ancho de toda la Argentina se han denunciado burdeles y casas de prostitución donde obligaban a mujeres a prostituirse. También es necesario saber que: aunque es un flagelo del cual se habla hace años, este delito aumenta mes a mes; y es imprescindible entender que el primer paso importante siempre será tener conciencia de denunciar estos hechos y trabajar, desde su lugar en la sociedad, para dar soluciones.
Foto: Telam