Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Deuteronomio 6
1 Estos, pues, son los mandamientos, los estatutos y los decretos que el Señor vuestro Dios me ha mandado que os enseñe, para que los cumpláis en la tierra que vais a poseer,
2 para que temas al Señor tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te ordeno, tú y tus hijos y tus nietos, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados.
3 Escucha, pues, oh Israel, y cuida de hacerlo, para que te vaya bien y te multipliques en gran manera, en una tierra que mana leche y miel, tal como el Señor, el Dios de tus padres, te ha prometido.
4 Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es.
5 Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.
6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
7 y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
8 Y las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos.
9 Y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.
10 Y sucederá que cuando el Señor tu Dios te traiga a la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, una tierra con grandes y espléndidas ciudades que tú no edificaste,
11 y casas llenas de toda buena cosa que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivos que tú no plantaste, y comas y te sacies;
12 entonces ten cuidado, no sea que te olvides del Señor que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre.
13 Temerás sólo al Señor tu Dios; y a El adorarás, y jurarás por su nombre.
14 No seguiréis a otros dioses, a ninguno de los dioses de los pueblos que os rodean,
15 porque el Señor tu Dios, que está en medio de ti, es Dios celoso, no sea que se encienda la ira del Señor tu Dios contra ti, y El te borre de la faz de la tierra.
16 No tentaréis al Señor vuestro Dios, como le tentasteis en Masah.
17 Debéis guardar diligentemente los mandamientos del Señor vuestro Dios, y sus testimonios y estatutos que te ha mandado.
18 Y harás lo que es justo y bueno a los ojos del Señor, para que te vaya bien, y para que entres y tomes posesión de la buena tierra que el Señor juró que daría a tus padres,
19 echando fuera a todos tus enemigos de delante de ti, como el Señor ha dicho.
20 Cuando en el futuro tu hijo te pregunte, diciendo: “¿Qué significan los testimonios y los estatutos y los decretos que el Señor nuestro Dios os ha mandado?”,
21 entonces dirás a tu hijo: “Eramos esclavos de Faraón en Egipto, y el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte.
22 “Además, el Señor hizo grandes y temibles señales y maravillas delante de nuestros ojos contra Egipto, contra Faraón y contra toda su casa;
23 y nos sacó de allí para traernos y darnos la tierra que El había jurado dar a nuestros padres.”
24 Y el Señor nos mandó que observáramos todos estos estatutos, y que temiéramos siempre al Señor nuestro Dios para nuestro bien y para preservarnos la vida, como hasta hoy.
25 Y habrá justicia para nosotros si cuidamos de observar todos estos mandamientos delante del Señor nuestro Dios, tal como El nos ha mandado.
Salmos 89
1 Por siempre cantaré de las misericordias del Señor; con mi boca daré a conocer tu fidelidad a todas las generaciones.
2 Porque dije: Para siempre será edificada la misericordia; en los cielos mismos establecerás tu fidelidad.
3 Yo he hecho un pacto con mi escogido, he jurado a David mi siervo:
4 Estableceré tu descendencia para siempre, y edificaré tu trono por todas las generaciones. (Selah)
5 Los cielos alabarán tus maravillas, Señor, y también tu fidelidad en la asamblea de los santos.
6 Porque, ¿quién en el firmamento se puede comparar al Señor? ¿Quién entre los hijos de los poderosos es como el Señor,
7 Dios muy temido en el consejo de los santos, e imponente sobre todos los que están en su derredor?
8 Oh Señor, Dios de los ejércitos, ¿quién como tú, poderoso Señor? Tu fidelidad también te rodea.
9 Tú dominas la soberbia del mar; cuando sus olas se levantan, tú las calmas.
10 Tú aplastaste a Rahab como a uno herido de muerte; esparciste a tus enemigos con tu brazo poderoso.
11 Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; el mundo y todo lo que en él hay, tú lo fundaste.
12 El norte y el sur, tú los creaste; el Tabor y el Hermón aclamarán con gozo a tu nombre.
13 Tú tienes un brazo fuerte; tu mano es poderosa, tu diestra es exaltada.
14 La justicia y el derecho son el fundamento de tu trono; la misericordia y la verdad van delante de ti.
15 ¡Cuán bienaventurado es el pueblo que sabe lo que es la voz de júbilo! Andan, Señor, a la luz de tu rostro.
16 En tu nombre se regocijan todo el día, y por tu justicia son enaltecidos.
17 Porque tú eres la gloria de su potencia, y por tu gracia es exaltado nuestro poder.
18 Pues del Señor es nuestro escudo, y del Santo de Israel nuestro rey.
19 Una vez hablaste en visión a tus santos, y dijiste: He ayudado a un poderoso; he exaltado a uno escogido de entre el pueblo.
20 He hallado a David mi siervo; lo he ungido con mi óleo santo,
21 y con él estará siempre mi mano; mi brazo también lo fortalecerá.
22 No lo engañará el enemigo, ni lo afligirá el hijo de maldad.
23 Sino que yo aplastaré a sus adversarios delante de él, y heriré a los que lo aborrecen.
24 Con él estarán mi fidelidad y mi misericordia, y en mi nombre será exaltado su poder.
25 Pondré también su mano sobre el mar, y su diestra sobre los ríos.
26 El clamará a mí: Mi Padre eres tú, mi Dios y la roca de mi salvación.
27 Yo también lo haré mi primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra.
28 Para siempre conservaré mi misericordia hacia él, y mi pacto le será confirmado.
29 Así estableceré su descendencia para siempre, y su trono como los días de los cielos.
30 Si sus hijos abandonan mi ley y no andan en mis juicios,
31 si violan mis estatutos y no guardan mis mandamientos,
32 entonces castigaré con vara su transgresión, y con azotes su iniquidad.
33 Pero no quitaré de él mi misericordia, ni obraré falsamente en mi fidelidad.
34 No quebrantaré mi pacto, ni cambiaré la palabra de mis labios.
35 Una vez he jurado por mi santidad; no mentiré a David.
36 Su descendencia será para siempre, y su trono como el sol delante de mí.
37 Será establecido para siempre como la luna, fiel testigo en el cielo. (Selah)
38 Pero tú lo has rechazado y desechado, contra tu ungido te has enfurecido.
39 Has despreciado el pacto de tu siervo; has profanado su corona echándola por tierra.
40 Has derribado todos sus muros; has convertido en ruinas sus fortalezas.
41 Todos los que pasan por el camino lo saquean; ha venido a ser una afrenta para sus vecinos.
42 Tú has exaltado la diestra de sus adversarios; has hecho regocijarse a todos sus enemigos.
43 Has retirado también el filo de su espada, y no le has hecho estar firme en la batalla.
44 Has hecho cesar su esplendor, y has echado por tierra su trono.
45 Has acortado los días de su juventud; lo has cubierto de ignominia. (Selah)
46 ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Te esconderás para siempre? ¿Arderá como el fuego tu furor?
47 Recuerda cuán breve es mi vida; ¡con qué propósito vano has creado a todos los hijos de los hombres!
48 ¿Qué hombre podrá vivir y no ver la muerte? ¿Podrá librar su alma del poder del Seol? (Selah)
49 ¿Dónde están, Señor, tus misericordias de antes, que en tu fidelidad juraste a David?
50 Recuerda, Señor, el oprobio de tus siervos; cómo llevo dentro de mí el oprobio de muchos pueblos,
51 con el cual tus enemigos, oh Señor, han injuriado, con el cual han injuriado los pasos de tu ungido.
52 ¡Bendito sea el Señor para siempre! Amén y amén.
Isaías 34
1 Acercaos, naciones, para oír, y escuchad, pueblos; oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que de él brota.
2 Porque el enojo del Señor es contra todas las naciones, y su furor contra todos sus ejércitos; las ha destruido por completo, las ha entregado a la matanza.
3 Sus muertos serán arrojados, y de sus cadáveres subirá el hedor, y las montañas serán empapadas con su sangre.
4 Todo el ejército de los cielos se consumirá, y los cielos se enrollarán como un pergamino; también todos sus ejércitos se marchitarán como se marchita la hoja de la vid, o como se marchita la de la higuera.
5 Porque mi espada está embriagada en el cielo, he aquí, descenderá para hacer juicio sobre Edom y sobre el pueblo que yo he dedicado a la destrucción.
6 La espada del Señor está llena de sangre, está llena de sebo, de la sangre de corderos y de machos cabríos, de sebo de los riñones de carneros; porque el Señor tiene un sacrificio en Bosra, y una gran matanza en la tierra de Edom.
7 Con ellos caerán búfalos y novillos juntamente con toros; así su tierra se embriagará de sangre, y su polvo será engrasado de sebo.
8 Porque es día de venganza del Señor, año de retribución para la causa de Sion.
9 Sus torrentes se convertirán en brea, su polvo en azufre, y su tierra será brea ardiente.
10 No se apagará ni de noche ni de día, su humo subirá para siempre; de generación en generación permanecerá desolada, nunca jamás pasará nadie por ella.
11 Mas el pelícano y el erizo la poseerán, el búho y el cuervo habitarán en ella; Dios extenderá sobre ella el cordel de desolación y la plomada del vacío.
12 Sus nobles (y allí no hay ninguno a quien puedan proclamar rey) y todos sus príncipes serán nada.
13 Espinos crecerán en sus palacios, ortigas y cardos en sus ciudades fortificadas; será también guarida de chacales y morada de crías de avestruz.
14 Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, el macho cabrío llamará a los de su especie; sí, el monstruo nocturno se establecerá allí, y encontrará para sí lugar de reposo.
15 Allí la serpiente anidará y pondrá sus huevos, los incubará y juntará su cría bajo su sombra; también allí se juntarán los halcones, cada uno con su compañera.
16 Buscad en el libro del Señor, y leed: Ninguno de ellos faltará, ninguno carecerá de su compañera. Porque su boca lo ha mandado, y su Espíritu los ha reunido.
17 El les ha echado suertes, y su mano les ha repartido la tierra con el cordel. La poseerán para siempre; de generación en generación morarán en ella.
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