“Había en cierta ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre alguno. Y había en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él constantemente, diciendo: “Hazme justicia de mi adversario.” Por algún tiempo él no quiso, pero después dijo para sí: “Aunque ni temo a Dios, ni respeto a hombre alguno, sin embargo, porque esta viuda me molesta, le haré justicia; no sea que por venir continuamente me agote la paciencia. Y el Señor dijo: Escuchad lo que dijo el juez injusto.” Lucas 18:2-6
En esta parábola contada por Jesús, obviamente, la viuda solo fue atendida porque fue insistente, perseverante. Iba hacia el juez y lo importunaba, hasta que él juzgara su causa. El juez juzgó su causa no porque era justo, sino para verse libre de aquella viuda.
Y el Señor Jesús continúa:
“¿Y no hará Dios justicia a Sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles?” Lucas 18:7
Es decir, si un juez injusto, impío, inicuo, es capaz de atender una causa, ¡imagínese Dios que es el Justo Juez!
Entonces, usted que es una persona de fe, que vive una vida limpia, pero que ha sido víctima de una injusticia, sepa que solo Dios puede juzgar su causa y hacer justicia. ¡Él es nuestro Juez Supremo!
“Ofreced sacrificios de Justicia, y confiad en el Señor.” Salmos 4:5
Quien vive en la justicia, ofrece sacrificios de justicia. Y, por eso, tiene el derecho de reclamarle a Dios.
Crea que, aunque los hombres hayan fallado en su vida, Dios moverá las manos para juzgar su causa.
Sin embargo, para que eso suceda, usted tiene que mantenerse en la justicia.
Pues, ¿cómo puede una persona que vive en la injusticia querer que Dios haga justicia en su vida?
Si usted ha vivido en el error, busque arreglarse delante de Dios, para que este domingo 15, el día de la Justicia Divina, cuando usted suba al Altar, con su causa delante de Dios, y acuda al Justo Juez que es el Señor, Él le dé por ganada su causa.
A los que desean justicia, el Señor Jesús les orienta:
“Mas buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Mateo 6:33
Cuando usted busca primero el Reino de Dios y comienza a obedecer Su Palabra, entonces el Espíritu de la Justicia viene sobre usted y marca la diferencia.