Si usted cree que pauta sus decisiones solo en sus propias elecciones sería bueno que revea sus conceptos. Según algunos estudios, nuestro cerebro adopta informaciones que están a nuestro alrededor para construir nuestras actitudes sin que lo notemos. Y esto funciona para el bien o para el mal. Por ejemplo: un estudio de la Universidad de Iowa, en los Estados Unidos, indicó que la influencia de los amigos es lo que más pesa para que un joven comience a consumir bebidas alcohólicas, incluso frente a otros factores como un historial familiar de alcoholismo, mal comportamiento o ser poco sociable.
Pero ¿no existen muchas campañas que advierten que el alcohol es el motivo de innumerables peligros para la salud del ser humano? ¿y no sucede lo mismo con el hábito de fumar, adoptado incluso por los médicos, que conocen mejor que muchas personas sus maleficios? La respuesta para las dos cuestiones es: Sí.
Sin embargo, lo que las personas hacen a nuestro alrededor y en los medios de comunicación puede tener más influencia que disponer de estas informaciones, según el estudio norteamericano.
Este hecho también se confirmó en un estudio que se realizó sobre hábitos alimenticios, de la Universidad de Birmingham, en Inglaterra.
“Varios estudios indican que cuando comemos en compañía de alguien que come mucho también comemos más”, señala la psicóloga Suzanne Higgs en la investigación.
Suzanne hizo una prueba: le pidió a un grupo de personas que se alimentaran solas. Después, acompañadas, y comparó las cantidades ingeridas. Las personas que estaban en compañía de alguien que comía más repetían ese comportamiento. No obstante, esto sucedía con más intensidad si el acompañante fuera un amigo o alguien muy allegado. La presencia de otra persona, según la psicóloga, disminuye la capacidad de captar señales de nuestro organismo –como la saciedad– y prestamos más atención, aun inconscientemente, a lo que el amigo hace, repitiendo su actitud.
Luego, las pruebas se llevaron a cabo en comedores y restaurantes. La psicóloga exhibió en estos lugares carteles con un ranking de las elecciones de los clientes. Intencionalmente, colocó un plato compuesto por verduras en el tope de la lista. Esto generó más efecto en la elección del consumidor que simplemente el hecho de que sepa que las verduras hacen bien a la salud. “Cuando ingresamos a un nuevo ambiente, buscamos pistas de cómo comportarnos. Por eso, saber que determinada elección es la más popular ayuda en la decisión”, afirma la psicóloga.
Según la profesional, las personas se sienten bien cuando actúan de la misma manera que las demás. “En un nuevo grupo social, es más probable que usted imite actitudes.” Lo mismo funciona con relación a los vicios, las conductas sexuales, conyugales y profesionales, confirma un estudio realizado por la Universal de Harvard, en los Estados Unidos.
Discurso vs. actitud
Por otro lado, el estudio de la Universidad Humboldt, en California, indica algo muy curioso: si un amigo tiene un discurso sobre determinado tema, pero una práctica contraria –dice públicamente que está contra el adulterio, pero traiciona al cónyuge, por ejemplo–, tiende a influenciar a la persona que esté a su alrededor a ser incoherente también. En otras palabras, sería como si la persona pensara: “Si él dice que va hacia la izquierda, pero va hacia la derecha, también puedo relajarme, no ser tan rígido con esa regla y hacer lo mismo”. Esto se llama disonancia vicaria, según los especialistas.
En la Biblia, en Mateo 23, el Señor Jesús critica esta influencia. Y cita como ejemplo a los escribas y fariseos, autoridades religiosas que predicaban acerca de la moralidad, pero eran inmorales. Si ellos, que eran líderes, pecaban, los frecuentadores de las sinagogas podrían pensar que también les estaba permitido cometer los mismos errores. Esto también ocurre hoy en día, al observar a un amigo y repetir sus actitudes.
Sin embargo, cuando el seguidor del Señor Jesús Lo considera su prioridad y tiene el Espíritu Santo como su Guía, recibe Su influencia, que es superior a cualquier otra persona. De esta manera, blinda su mente para no repetir los malos comportamientos ajenos.
Para el bien
La influencia de las amistades también pueden ser positivas, según un estudio de la Universidad de Virginia, en los Estados Unidos. En el experimento realizado por la institución, estudiantes subieron por una colina con mochilas pesadas. Después, se le preguntó a cada uno si la subida fue empinada. Los que estaban acompañados por amigos positivos consideraron la subida más fácil que los que subieron solos o con personas menos optimistas. Es decir, el comportamiento tuvo más influencia que el ambiente físico.
Por lo tanto, elegir nuestras compañías es tan importante como nuestras actitudes, pues siempre observamos y somos observados; influenciamos y somos influenciados. Esto determina nuestra calidad de vida y la de todos los que nos rodean.