“Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.” Romanos 8:7-8
Usted que se dice cristiano, de la fe, creyente de la iglesia A, B o C, pastor, obrero, misionero, o cualquier otra función dentro de la iglesia, no importa, si anda en la carne, usted no agrada a Dios.
Porque quien es del Espíritu Santo, quien nace de Dios, es espíritu.
¿Y qué significa ser del espíritu o vivir en el espíritu?
Significa vivir en la fe, en el sacrificio, en la justicia.
“Ofreced sacrificios de Justicia y confiad en el SEÑOR.” Salmos 4:5
Es imposible que la persona ofrezca sacrificios de justicia estando en la carne.
Ahora, si le gusta la carne, le gusta la injusticia, porque la carne es injusticia.
Los deseos de la carne están en contra de la justicia de Dios.
A fin de cuentas, ¿cómo alguien puede decir que es de Dios, que es de la verdad, si vive en la mentira?
Es imposible combinar …
La luz con las tinieblas.
La injusticia con la justicia.
La mentira con la verdad.
Estamos en la recta final de esta Campaña de la Justicia, orando diariamente, clamando para que Dios haga justicia.
Si usted vive en la justicia, entonces tiene el derecho de clamar, de reclamar para usted aquello que Dios prometió.
Ahora, si usted vive en la injusticia, ¿con qué derecho se va a presentar ante el tribunal de Dios?
Si quiere la Justicia de Dios, usted tiene que estar en la justicia.
Y para estar en justicia, tiene que sacrificar.
Sacrificar la mentira, las injusticias, lo que agrada a los deseos de la carne.
Entonces, ¡límpiese, lávese, purifíquese!
Haga un examen introspectivo, evalúe su propia vida, deje las injusticias, deje lo que está mal, para que este domingo 15 usted venga con todo el derecho de reclamarle a Dios Su Justicia.