Prácticamente, toda habitación tiene cuatro paredes, (la pared de la puerta, la de la ventana, la de la cama y la 4ta. Pared), haciendo una analogía con esas paredes, vamos a aprender a cuidar el matrimonio:
La pared de la puerta – ¡No mantenga la puerta abierta! Dentro de su habitación solo deben estar usted y su cónyuge, por eso Dios nos enseñó a dejar padre y madre para unirnos a una mujer (Génesis 2:24). No podemos llevar al interior de la habitación los problemas y luchas que experimentamos a diario. Proteja su relación.
La pared de la ventana – ¿Ya se detuvo a pensar que el mundo virtual sería esta ventana al mundo, así como la ventana del dormitorio da a la calle? Tenga cuidado de no prestar más atención a la “ventana” que a lo que está del lado de adentro: ¡la persona amada! ¡Muchas traiciones comienzan en el mundo virtual y se materializan en el mundo real! No olvide que el diablo es el ladrón, y el ladrón ama la ventana abierta para tener facilidad de invadir y robar.
La pared de la cama – ¡La cama es el altar del matrimonio! Nunca deje que su cama sea manchado por la ira, no se acueste antes de resolver lo que tenga que resolver con su cónyuge.
“Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla…” Hebreos 13:4
La vida sexual de la pareja está pautada en la Palabra de Dios y siempre de común acuerdo entre los dos, observe bien, entre los dos. ¡Nadie puede meter la nariz en la vida íntima de otra persona! La intimidad entre una pareja pautada en la Palabra de Dios es amarse y completarse mutuamente.
La 4ta. pared – Todo comienza en nuestra intimidad con Dios, que basa nuestra salvación y nuestro matrimonio. Si usted no tiene su momento de búsqueda e intimidad con Dios en su habitación, eso se reflejará en su matrimonio. El Señor Jesús nos enseñó:
“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará públicamente.” Mateo 6:6
Siempre que entre en su habitación, al mirar las cuatro paredes, ¡recuerde eso!