Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Deuteronomio 15
1 Al cabo de cada siete años harás remisión de deudas.
2 Así se hará la remisión: todo acreedor hará remisión de lo que haya prestado a su prójimo; no lo exigirá de su prójimo ni de su hermano, porque se ha proclamado la remisión del Señor.
3 De un extranjero lo puedes exigir, mas tu mano perdonará cualquier cosa tuya que tu hermano tenga.
4 Y no habrá menesteroso entre vosotros, ya que el Señor de cierto te bendecirá en la tierra que el Señor tu Dios te da por heredad para poseerla,
5 si sólo escuchas fielmente la voz del Señor tu Dios, para guardar cuidadosamente todo este mandamiento que te ordeno hoy.
6 Pues el Señor tu Dios te bendecirá como te ha prometido, y tú prestarás a muchas naciones, pero tú no tomarás prestado; y tendrás dominio sobre muchas naciones, pero ellas no tendrán dominio sobre ti.
7 Si hay un menesteroso contigo, uno de tus hermanos, en cualquiera de tus ciudades en la tierra que el Señor tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano a tu hermano pobre,
8 sino que le abrirás libremente tu mano, y con generosidad le prestarás lo que le haga falta para cubrir sus necesidades.
9 Cuídate de que no haya pensamiento perverso en tu corazón, diciendo: “El séptimo año, el año de remisión, está cerca”, y mires con malos ojos a tu hermano pobre, y no le des nada; porque él podrá clamar al Señor contra ti, y esto te será pecado.
10 Con generosidad le darás, y no te dolerá el corazón cuando le des, ya que el Señor tu Dios te bendecirá por esto en todo tu trabajo y en todo lo que emprendas.
11 Porque nunca faltarán pobres en tu tierra; por eso te ordeno, diciendo: “Con liberalidad abrirás tu mano a tu hermano, al necesitado y al pobre en tu tierra.”
12 Si un hermano tuyo, hebreo o hebrea, te es vendido, te servirá por seis años, pero al séptimo año lo pondrás en libertad.
13 Y cuando lo libertes, no lo enviarás con las manos vacías.
14 Le abastecerás liberalmente de tu rebaño, de tu era y de tu lagar; le darás conforme te haya bendecido el Señor tu Dios.
15 Y te acordarás que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, y que el Señor tu Dios te redimió; por eso te ordeno esto hoy.
16 Y sucederá que si él te dice: “No me iré de tu lado”, porque te ama a ti y a tu casa, pues le va bien contigo,
17 entonces tomarás una lezna y horadarás su oreja contra la puerta, y será tu siervo para siempre. Y lo mismo harás a tu sierva.
18 No te parezca duro cuando lo dejes en libertad, porque te ha dado seis años con el doble del servicio de un jornalero; y el Señor tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas.
19 Todo primogénito que nazca de tu ganado y de tu rebaño consagrarás al Señor tu Dios; no trabajarás con el primogénito de tu ganado ni trasquilarás el primogénito de tu rebaño.
20 Lo comerás tú y tu casa cada año delante del Señor tu Dios en el lugar que el Señor escoja.
21 Pero si tiene algún defecto, si es cojo o ciego o con cualquier otro defecto grave, no lo sacrificarás al Señor tu Dios.
22 Lo comerás dentro de tus ciudades; el inmundo lo mismo que el limpio pueden comerlo, como se come una gacela o un ciervo.
23 Sólo que no comerás su sangre; la derramarás como agua sobre la tierra.
Salmos 101
1 La misericordia y la justicia cantaré; a ti, oh Señor, cantaré alabanzas.
2 Prestaré atención al camino de integridad. ¿Cuándo vendrás, Señor, a mí? En la integridad de mi corazón andaré dentro de mi casa.
3 No pondré cosa indigna delante de mis ojos; aborrezco la obra de los que se desvían; no se aferrará a mí.
4 El corazón perverso se alejará de mí; no conoceré maldad.
5 Destruiré al que en secreto calumnia a su prójimo; no toleraré al de ojos altaneros y de corazón arrogante.
6 Mis ojos estarán sobre los fieles de la tierra, para que moren conmigo; el que anda en camino de integridad me servirá.
7 El que practica el engaño no morará en mi casa; el que habla mentiras no permanecerá en mi presencia.
8 Cada mañana destruiré a todos los impíos de la tierra, para extirpar de la ciudad del Señor a todos los que hacen iniquidad.
Salmos 102
1 Oh Señor, escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor.
2 No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; inclina hacia mí tu oído; el día en que te invoco, respóndeme pronto.
3 Porque mis días han sido consumidos en humo, y como brasero han sido quemados mis huesos.
4 Mi corazón ha sido herido como la hierba y se ha secado, y hasta me olvido de comer mi pan.
5 A causa de la intensidad de mi gemido mis huesos se pegan a la piel.
6 Me parezco al pelícano del desierto; como el búho de las soledades he llegado a ser.
7 No puedo dormir; soy cual pájaro solitario sobre un tejado.
8 Mis enemigos me han afrentado todo el día; los que me escarnecen han usado mi nombre como maldición.
9 Porque cenizas he comido por pan, y con lágrimas he mezclado mi bebida,
10 a causa de tu indignación y de tu enojo; pues tú me has levantado y me has rechazado.
11 Mis días son como sombra que se alarga; y yo me seco como la hierba.
12 Mas tú, Señor, permaneces para siempre, y tu nombre por todas las generaciones.
13 Tú te levantarás y tendrás compasión de Sion, porque es tiempo de apiadarse de ella, pues ha llegado la hora.
14 Ciertamente tus siervos se deleitan en sus piedras, y se apiadan de su polvo.
15 Y las naciones temerán el nombre del Señor, y todos los reyes de la tierra, tu gloria.
16 Porque el Señor ha edificado a Sion, y se ha manifestado en su gloria.
17 Ha considerado la oración de los menesterosos, y no ha despreciado su plegaria.
18 Esto se escribirá para las generaciones futuras; para que un pueblo aún por crear alabe al Señor.
19 Pues El miró desde su excelso santuario; desde el cielo el Señor se fijó en la tierra,
20 para oír el gemido de los prisioneros, para poner en libertad a los condenados a muerte;
21 para que los hombres anuncien en Sion el nombre del Señor, y su alabanza en Jerusalén,
22 cuando los pueblos y los reinos se congreguen a una para servir al Señor.
23 El debilitó mis fuerzas en el camino; acortó mis días.
24 Dije: Dios mío, no me lleves en la mitad de mis días; tus años son por todas las generaciones.
25 Desde la antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos.
26 Ellos perecerán, pero tú permaneces; y todos ellos como una vestidura se desgastarán, como vestido los mudarás, y serán cambiados.
27 Pero tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin.
28 Los hijos de tus siervos permanecerán, y su descendencia será establecida delante de ti.
Isaías 42
1 He aquí mi Siervo, a quien yo sostengo, mi escogido, en quien mi alma se complace. He puesto mi Espíritu sobre El; El traerá justicia a las naciones.
2 No clamará ni alzará su voz, ni hará oír su voz en la calle.
3 No quebrará la caña cascada, ni apagará el pabilo mortecino; con fidelidad traerá justicia.
4 No se desanimará ni desfallecerá hasta que haya establecido en la tierra la justicia, y su ley esperarán las costas.
5 Así dice Dios el Señor, que crea los cielos y los extiende, que afirma la tierra y lo que de ella brota, que da aliento al pueblo que hay en ella, y espíritu a los que por ella andan:
6 Yo soy el Señor, en justicia te he llamado; te sostendré por la mano y por ti velaré, y te pondré como pacto para el pueblo, como luz para las naciones,
7 para que abras los ojos a los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de la prisión a los que moran en tinieblas.
8 Yo soy el Señor, ése es mi nombre; mi gloria a otro no daré, ni mi alabanza a imágenes talladas.
9 He aquí, las cosas anteriores se han cumplido, y yo anuncio cosas nuevas; antes que sucedan, os las anuncio.
10 Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad su alabanza desde los confines de la tierra, los que descendéis al mar y cuanto hay en él, las islas y sus moradores.
11 Levanten la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar. Canten de júbilo los habitantes de Sela, desde las cimas de los montes griten de alegría.
12 Den gloria al Señor, y proclamen en las costas su alabanza.
13 El Señor como guerrero saldrá, como hombre de guerra despertará su celo; gritará, sí, lanzará un grito de guerra, contra sus enemigos prevalecerá.
14 Por mucho tiempo he guardado silencio, he estado callado y me he contenido. Pero ahora grito como mujer de parto, resuello y jadeo a la vez.
15 Asolaré montes y collados, y secaré toda su vegetación; convertiré los ríos en islas, y las lagunas secaré.
16 Conduciré a los ciegos por un camino que no conocen, por sendas que no conocen los guiaré; cambiaré delante de ellos las tinieblas en luz y lo escabroso en llanura. Estas cosas haré, y no las dejaré sin hacer.
17 Serán vueltos atrás y completamente avergonzados, los que confían en ídolos, los que dicen a las imágenes fundidas: Vosotros sois nuestros dioses.
18 Sordos, oíd; ciegos, mirad y ved.
19 ¿Quién es ciego sino mi siervo, tan sordo como el mensajero a quien envío? ¿Quién es tan ciego como el que está en paz conmigo, tan ciego como el siervo del Señor?
20 Tú has visto muchas cosas, pero no las observas; los oídos están abiertos, pero nadie oye.
21 El Señor se complació por causa de su justicia en hacer la ley grande y gloriosa.
22 Mas este es un pueblo saqueado y despojado, todos atrapados en cuevas, o escondidos en prisiones; se han convertido en presa sin que nadie los libre y en despojo sin que nadie diga: Devuélvelos.
23 ¿Quién de vosotros prestará oído a esto? ¿Quién pondrá atención y escuchará en el futuro?
24 ¿Quién entregó a Jacob al despojo, y a Israel a los saqueadores? ¿No fue el Señor, contra quien pecamos? En sus caminos no quisieron andar, ni obedecieron su ley.
25 Por eso derramó sobre él el ardor de su ira y la violencia de la batalla; le prendió fuego por todos lados, pero él no se dio cuenta; lo consumió, pero él no hizo caso.
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