Mónica recorrió un largo camino de sufrimiento y desesperanza cuando su hija nació con un problema muy serio, para los ojos humanos no tenía cura. Sin embargo usando la fe y confiando en Dios, su hija pudo curarse, conozca la historia de esta madre.
“A los tres meses de haber nacido mi hija, le realizan una ecografía y descubren que no tenía el hueso que sujeta la cadera, tenía el núcleo de osificación ausente. La pediatra me dijo que era grave y que iba a tener que realizarle un tratamiento largo y que tenían que operarla. Yo había comenzado a venir a la Iglesia, pero me aparté. Al tiempo, me invitaron nuevamente y fui con fe. A los dos meses le vuelven a realizar un estudio y salió que tenía el núcleo de osificación presente. Los médicos no le encontraban explicación a lo que había sucedido. Me habían dicho que los nenes que nacen como ella quedan en silla de ruedas, mi hija no iba a poder caminar, debía estar en una silla postural. Sin embargo, ella hoy camina y no sufre de absolutamente nada, hace su vida normal. La doctora me dijo que mi hija estaba sana y no tenía que hacerle ningún tratamiento. Hubiera sido carísimo, casi imposible de pagarlo. Fue un milagro de Dios, le estoy muy agradecida por la sanidad de mi hija”.
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