¡Con seguridad! ¡Él es indiscutiblemente fuerte! Pero ¿qué evidencia que Él es fuerte?
Algunos dirán: ¡Él es el Creador! ¡Él abrió el mar! Él trae a la existencia lo que no existe, etc.
En realidad, todo eso evidencia que Él es poderoso. Ser fuerte es diferente a ser poderoso.
Es importante saber por qué Él es fuerte, pues así podemos imitarlo.
¡Dios es fuerte porque sacrificó!
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16
Para alcanzar el objetivo de ofrecerle la Salvación a la humanidad, Dios no usó Su poder.
Usó el mismo camino que nos puso a disposición para que alcancemos nuestros objetivos: el de dar para recibir; sembrar para cosechar; sacrificar para conquistar.
¡Él actúa así porque es justo!
En la cruz, Dios dejó a Su único Hijo solo. No envió ni siquiera a un ángel para librarlo, aunque, como Jesús dijo, podría rogarle al Padre y tener el auxilio de doce legiones.
¡Solamente los fuertes sacrifican!
El sacrificio exige que ignoremos a nuestro propio corazón y hagamos aquello que tiene que ser hecho, aunque no sintamos las ganas de hacerlo.
¡El corazón odia sacrificar! Huye de las luchas de la vida y sugiere siempre el camino más fácil.
Eso es lo que separó a Abel de Caín; a Abraham de Lot; a Jacob de Esaú; a David de Saúl, etc.
Eso es lo que separa a los fuertes de los débiles; a los que son salvos de los que se pierden.
Note que Dios asoció el amor a dar.
Pero el mundo asocia el amor a recibir.
Sin embargo, de nada sirve que alguien diga que ama a Dios, si no renuncia a sus voluntades para obedecerle.