Recientemente, Ronald Wayne White, un excombatiente de la Marina norteamericana, fue encontrado muerto en el piso de la cocina de su departamento, en Texas, Estados Unidos. Lo que hace a la noticia curiosa es que, según la policía local, él habría muerto hace tres años, sin que nadie en el barrio y en su familia lo hayan notado. White trabajaba con la seguridad privada desde que dejó el uniforme y viajaba mucho por trabajo, por eso era común que en el barrio no lo vieran siempre.
Otro caso parecido sucedió en Alemania a mediados del 2019: un panadero jubilado, identificado por la prensa como Heinz H., murió a los 59 años en su departamento y no se dieron cuenta por ocho años. Solo encontraron su cuerpo porque hubo un incendio en el edificio y evacuaron los departamentos.
Las jubilaciones de White y Heinz se depositaban en el banco y las facturas se descontaban por débito automático. En ambos casos, incluso el primero, que casi siempre estaba de viaje, y el segundo, que vivía en un país en el que las relaciones son consideradas muy frías, lo que sucedió está al borde de lo absurdo. Se plantea una cuestión: el que se aísla demasiado, por opción o no, ¿hace un buen negocio? ¿Ambos no construyeron nada a su alrededor y vivieron sin un círculo de relaciones cercanas?
Interacción y supervivencia
Según la psicóloga Thaiana Brotto, de San Pablo, a lo largo de toda nuestra vida, convivimos con decenas o miles de personas que influencian, de alguna manera, en nuestro camino. “Ya sea en el trabajo, en los estudios, en las relaciones amorosas o en la familia es fundamental saber interactuar con los diferentes tipos de personas y cultivar las buenas relaciones”, considera.
Para Thaiana, relacionarse bien es más que solo una cuestión social y tiene que ver con nuestra supervivencia: “somos seres sociables, vivimos en una sociedad interconectada e interdependiente y, si no sabemos cómo cultivar la Política del buen vecino, es probable que tengamos problemas en algún aspecto de su vida”, resalta.
Según la terapeuta, la tendencia cada vez más grande al individualismo en las personas tiene un grado de responsabilidad. “Muchas veces, somos tan aferrados a nuestros problemas, a nuestras propias cuestiones internas, que nos olvidamos de lo bien que hace construir buenas relaciones con el otro.
No obstante, en una cultura que pone cualquier victoria personal sobre las relaciones exitosas y de conquistas en grupo es de esperarse que nuestra capacidad de entablar buenas relaciones no esté tan desarrollada”, alerta la especialista.
Esta misma cultura del “yo” alimenta egos que se inflaman y rinden algunos frutos más, como la arrogancia, el malhumor, la frialdad, la dificultad para confiar y otras actitudes que alejan a las personas.
Por eso, es necesario que cada uno realice un autoanálisis de sus actitudes para tratar de mantener las conexiones interpersonales y los vínculos afectivos. “Pueden tomarse algunas actitudes para enfrentar la cuestión de mejorar las relaciones”, señala Thaiana. Verifique las acciones que sugiere la especialista.