Después de la muerte del rey Salomón, el pueblo hebreo se dividió en dos: El reino del Norte, que se llamó Israel, y el reino del Sur, que se conoció como Judá. El contexto geopolítico de la región era desastroso. Debido a la insistencia en desobedecer a Dios, los asirios invadieron las diez tribus que formaban Israel y fueron dispersados, por otro lado, los babilónicos llevaron cautivos a los habitantes de Judá. En innumerables oportunidades, Dios alertó al pueblo para que se alejaran de sus malos caminos y se acercaran a Él, pero, como consecuencia de la rebeldía, Israel y Judá fueron humillados por los enemigos.
La promesa
Dios les tuvo misericordia y les prometió que los traería de regreso. Los cautivos fueron liberados por el que, en ese entonces, dominaba Babilonia, el rey Ciro de Persia, y se les permitió que volvieran a Jerusalén. Zorobabel, descendiente de David, fue quien lideró a los exiliados. Posteriormente, hubo un segundo grupo liderado por Esdras. ¡Es ahí cuando justamente Nehemías entra en acción!
¿Quién fue Nehemías?
Nehemías era el coopero del rey Artajerjes I de Persia, es decir, se dedicaba a preparar la mesa del rey y probaba todo lo que él comería, para evitar que fuera asesinado por los enemigos por envenenamiento. Además de trabajar para él, conquistó su confianza a través de un buen carácter.
Construir lo que está destruido
Un determinado día, el hermano de Nehemías le avisó la terrible situación que su pueblo vivía. Él se angustió, pero no dejó que ese sentimiento lo atormentara, entendió que debería hacer algo. Oró y ayunó, pero cuando tuvo la oportunidad, le pidió permiso al rey para salir a restaurar la ciudad. Artajerjes I aceptó y, sin saber cómo lo haría, Nehemías se fue determinado.
No fue nada fácil. Los enemigos intentaban conspirar contra él y buscaban hacerlo desanimar. Pero, a causa de su dependencia en Dios, Nehemías, reconstruyó el muro de protección de Jerusalén en 52 días. Además, se juntó a Esdras y ambos promovieron una reforma espiritual para que el pueblo recurriera a Dios.
El 2020 y usted
Un nuevo año comenzó, y tal vez usted tenga ciertas áreas de su vida en ruinas, al igual que los muros de Jerusalén. ¿Cómo reconstruir lo que está destruido?
Primeramente, tenga un buen comportamiento como el que tuvo Nehemías. El rey le confiaba su vida porque era un hombre de carácter. Este nuevo año propóngase a: no fallar en sus promesas, decir siempre la verdad, ser honesto y colocar a Dios en primer lugar en su vida. Luego, use la fe. No permita que las malas noticias lo ahoguen y que las dudas invadan su mente. Ore, ayune y tome actitudes, pues la fe sin acción es una fe muerta.
¿Está preparado para esta nueva restauración?
La Universal entró en restauración espiritual, por eso también lo invitamos a usted a formar parte del propósito de Nehemías. Acérquese los 52 domingos del año y aprenda más sobre cómo acercarse a Dios. En Av. Corrientes 4070, Almagro, y en todas las Universal del país.