“¡No puedes!” Eso es lo que el mal le dice a diario cuando lo ataca con las armas más atroces: las dudas, las palabras negativas de alguien que usted estima mucho, y las presiones de las responsabilidades.
Usted trabaja y trabaja, pero no logra pagar las deudas, ni darle ningún lujo a su familia. Tiene problemas con sus empleados y está a punto de separarse. ¿Cómo puede creer en el milagro cuando todo sale mal?
El diablo quiere ahogar su fe de tal manera que desista. La Biblia dice que él anda alrededor de nosotros esperando una brecha para atacarnos ferozmente (lea 1 Pedro 5:8). Él se tomará su tiempo para embestirlo. Si no logra hacer que usted desanime en el primer intento, insistirá nuevamente. El mal es paciente cuando se trata de robar su fe.
Cuando los problemas aparezcan
Todos enfrentamos días malos, pero el que permanece en la fe, tiene a Dios como su aliado. Si el estrés lo invade, antes de desahogarse con alguien, hable con Él.
El único que lo sustentará en medio de las dificultades es el Espíritu Santo y blindará su mente ante todos los ataques.
“Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”, Isaías 40:29.
Haga esto ahora
Si usted se siente presionado con tantos problemas sin resolver y piensa en desistir, sepa que no está solo. Aproveche esta oportunidad, hable con Dios y desahóguese con sinceridad, pero no permita que el diablo le diga que usted no puede.