Las personas que gastan energías al recordar su pasado hipotecan su presente y, como consecuencia, su futuro.
Los nostálgicos generalmente sufren porque consideran que el pasado fue mejor que el “hoy”. Lamentablemente, se quedan varados en el tiempo y muchos dejan de proyectar su futuro.
El sociólogo Frank Furedi, de la Universidad de Kent (Reino Unido), afirmó que las personas que valoran el pasado porque lo consideran mucho mejor, tienen una falta de motivación con respecto a la búsqueda del bienestar actual. Como consecuencia, la nostalgia puede llevarlos a la depresión.
¡Dé un salto!
Si usted, al leer esta nota, se identifica con esta clase de personalidad y también reconoce que necesita cambiarla, entonces, ¡ya dio el primer paso! Ahora debe saber que tendrá que ignorar los sentimientos nostálgicos que surjan de ahora en más. ¡Dé un salto del campo sentimental al racional!
Sepa que tendrá que tomar decisiones y llevarlas a cabo para no dejarse manipular por los sentimientos. Eso quiere decir, por ejemplo, que, si una supuesta amistad le influye a ser nostálgico, usted tendrá que poner límites y mantener el menor contacto con esa persona.
Entienda que es muy importante que se enfoque en el “ahora” y en ver los cambios positivos que está logrando. No dé lugar a la tristeza, ni mucho menos a los recuerdos.
“Dios restaura lo que pasó.” Eclesiastés 3:15.
Piense que Dios quiere actuar en su vida y convertirlo en una persona bendecida. ¡Mire hacia adelante! ¡Mire hacia Dios!